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19 de abril 2024
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OpiniónCarlos Martínez MárquezCarlos Martínez Márquez

Las hormonas de la libido y la prevalencia en la interacción de parejas

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‘’El amor invoca la amistad, para que la química sea una fusión de verdad’’. El autor

Las testosteronas y estrógenos, cuyas hormonas, son las que se encargan de disparar la libido en el hombre y la mujer, respectivamente; la intervención de la oxitoscina, por igual, en la que ambas se nutren entre sí, para armar la química del deseo y la fidelidad.

De acuerdo a Sigmund Freud, solemos ver el amor, como algo indefinible, porque solemos al igual que él,  verlo como un acto de enaltecimiento al sexo. Según estudios realizados mediante experimentos de imagen cerebral, se evidencian impulsos tripartitos en el amor: el impulso sexual indiscriminado, el cual desata la búsqueda de pareja, por un asunto natural de autonomía; luego le sigue la atracción sexual selectiva; y por último el cariño, el lazo afectivo de larga duración… que sustenta a las parejas más allá de la pasión.

Bien! Se da un fenómeno con rasgo humano universal, como lo es la etapa del amor romántico, en la que entra en juego de momento, la atracción sexual selectiva; este proceso se da mediante el ritual de elección de pareja, cuyo comportamiento se caracteriza por el despliegue de energía, persecución obsesiva, protección posesiva de los conquistadores y beligerancia hacia posibles rivales.

Cuando se es joven, las hormonas suelen tener una altísima carga de libido, por lo que el amor puede ser un tanto genérico (diverso e inestable), por ejemplo, el hombre suele tomar en cuenta algunos rasgos físicos como el rostro de una mujer, sus labios gruesos y traseros pronunciados, etc. en las féminas, puede darse una particularidad, en cuanto a la presencia de oxitoscina, cuya hormona la sitúa en el área de citas y relaciones en su vida, la misma sugiere que la gente confíe más en los extraños y vivir de la ilusión.

Según mi percepción, mantener los niveles de atracción entre nosotros, es bastante complejo, como para  preservar la estabilidad en las relaciones, debido a que intervienen las hormonas que ya conocemos, las cuales se presentan de manera inestables y volubles. Eso hace que no haya una relación sólida en las parejas, debido a la presencia extraordinaria de ellas, en nuestro sistema. La cuestión es que no sabemos si exista una cuarta fase del otro lado del espejo, en la que los genes relacionados a la oxitoscina podrían afectar el circuito del placer o de la recompensa cerebral.

La mujer elige a su pareja por su ‘’sentido innato de la belleza’’. Hay un componente adicional, según encuestas realizadas basadas en la elección de parejas heterosexuales y   es en la valoración de los atributos, que más les llama la atención, en la que ambos sexos coinciden con los mismos rasgos. La cuestión, es que el amor romántico, no es de larga duración, no transcurre más de año y medio, y cuando la ilusión desaparece ahí acaba todo.

Hoy día, estamos viviendo una época crucial, en cuanto a parejas se refiere. No hay plena satisfacción y vivimos en una búsqueda constante, esforzándonos con romper la tradición de la estabilidad de afectos y fidelidad. La alteración del comportamiento físico del individuo (hombre-mujer), ha corrompido la ilusión de un tiempo para acá. Rendimos tributo al sexo de manera salvaje; la guerra física, combinada con esas hormonas que demandan ser liberadas, es la que siempre ha estado motivando la práctica de la variedad, y esa variedad, es la que se dice, es  la más adecuada, para mantener el equilibrio, en cuanto a permanencia en la pareja de largo termino.

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