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20 de abril 2024
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OpiniónFrancisco S. CruzFrancisco S. Cruz

Las derrotas no tienen dueños

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El genio y Campeón mundial de ajedrez José Raul Capablanca (cubano, 1888-1942), tenía por método y principio analizar las partidas que perdía para detectar errores y perfeccionar su juego; quizás, porque las victorias no se analizan o, probablemente, por tener muchos dueños. El principio o método, vale para la guerra y la política.

Sobre la reciente derrota del PLD -mi partido-, se estará escribiendo y especulando por mucho tiempo, pues resulta insuficiente reducirla a una ínfima ruptura o rabietas de dos o tres que no prendieron a pesar de décadas-ventajas, de presencia pública y ranciedad en los poderes públicos y la jefatura del partido. Pero más aún, en el contexto u ejercicio de una obra de gobierno de realizaciones e impactos sin precedentes en la historia contemporánea de nuestro país.

La suma de factores que condujeron a la derrota, que merece un análisis exhaustivo, tal cual hacía el gran campeón Capablanca, deberá ser el orden del día en el PLD; pues a ello se suma, aquello que, se rumoró, en algún momento (2008-2009), inquirió-comentó un expresidente chileno:  Si la jerarquía, en pleno, está en el gobierno, ¿quién cuida el partido?

La respuesta-retrospección, como no llegó en el momento que se hizo, debe llegar ahora.

De mi parte, no hay excusa: asumo la cuota de responsabilidad política que me toca, y que cada uno asuma la suya; y luego, analicémosla en colectivo y desde el conjunto de factores que la generaron. Eso sí, prohibido posposiciones, pues hay que preservar la institución partidaria y hacer la reingeniería interna sin dilación; aunque de manera civilizada y ordenada como es costumbre, pero también exigiéndola y demandándola. Conviene que, tan importante ejercicio-Congreso, se haga este año 2020.

Mientras más rápido la analizamos, asumimos los errores y hacemos las reformas internas, en mejores condiciones estaremos para hacer la oposición racional, madura y constructiva que el país espera. Porque también las derrotas son oportunidades para reinventarnos, autocriticarnos y enmendar errores.

Finalmente, quiero admitir, como escribo cada semana y alguien me lee, que, en varios escritos-garabatos, me equivoqué de apreciación y pronósticos; y, sobre todo, que jamás llegué a pensar o creer que, en el último tramo de campaña, el adversario hizo algo impactante o ganancioso que justificara la victoria. Igual, con las últimas encuestas, a pesar de su trayectoria y prestigio, no las creí; mas bien, la asumí manipulada y maquillada. Pero, dos acertaron: ¿rigurosidad, condicionamiento-mediático o azar? No sé.

De lo que si tengo certeza es: del confort-desconexión jerárquico partidario y de que no estuvimos a la altura ni de la obra de gobierno -2012-2020- ni del candidato. De eso, no tengo dudas.

 

Francisco S. Cruz

 

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