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24 de abril 2024
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OpiniónLuis BritoLuis Brito

Las credenciales presentadas en 100 días

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Este Gobierno bordea los 100 días de haberse instalado y pese al corto tiempo en el ejercicio desde el Palacio Nacional presenta buenas credenciales en la ejecución de políticas públicas que abarcan diferentes áreas de responsabilidad del Estado que son de alto interés de la colectividad nacional.

En medio de las adversidades propias de una pandemia, que pone trabas a un país a todos los niveles, la joven administración del presidente Luis Abinader exhibe el más importante de los logros: Ha mostrado una clara intención de querer hacer la cosa bien.

Aquella frase de que gobernar un país nunca ha sido fácil, cobra ahora mucho más sentido y se vuelve genuinamente verídica cuando se trata de dirigir los destinos nacionales teniendo que saltar los obstáculos y barreras que pone por delante el COVID-19.

En lo particular veo algunos puntos luminosos en el Luis Abinader presidente, y comienzo por valorar su acercamiento a la gente, haciendo  que dejemos de seguir viendo la figura del jefe de Estado como si fuera un mesías. Su estilo llano y sencillo manda una muy buena señal, que la gente recibe con beneplácito.

Cierto que Danilo Medina dio los primeros pasos en ese modelo, pero él estuvo más enfocado a los sectores productivos, esencialmente en el campo, mientras que Abinader traspasa límites en ese sentido, pues su acercamiento es con todos, sin distingos ni restricción.

Su desplazamiento a las provincias, en ocasiones instalándose por varios días, conversando y escuchando problemas de toda índole, marca diferencia con respecto a todos sus antecesores en la silla presidencial.

Otro aspecto a resaltar es su franca apertura hacia los medios de comunicación, en ocasiones buscando él mismo a los periodistas para abordar temas que sin dudas son del interés de la nación.

Esas críticas de algunos de que Abinader habla demasiado es parte de quedar atrapados en aquellas épocas en las que nuestros presidentes no hablaban o lo hacían muy poco, en algunos casos solo cuando los obligaba la Constitución de la Repúblicas, cada 27 de febrero, para rendir cuentas ante la Asamblea Nacional.

Quizás es muy temprano para que el oficialismo se vanaglorie de sus  buenos inicios, pues siempre se dice que no es como se comienza sino como se termina. Y es irrefutable que el país quiere que el capitán lleve el barco a puerto seguro en esta travesía de cuatro años, aunque quizás no sea el mismo deseo de aquellos políticos adversarios con mayor interés de pescar en río revuelto y capitalizar el infortunio.

La prensa ha ido reseñando de manera puntual el camino recorrido en estos 100 días, por lo que talvez sobraría entrar en detalles en los logros que ha tenido este gobierno en materia de salud, economía (y ahí dentro el turismo), los programas sociales, la educación, transparencia y en una justicia donde el Ministerio Público está a punto de comenzar a probar esa independencia proclamada a los cuatro vientos por el presidente Abinader.

Si Luis Abinader goza de simpatía y aceptación sin duda ha sido por la buena valoración de la población a sus primeras decisiones adoptadas. Él y todos sabemos que mantener a la gente contenta durante cuatro años dependerá de muchas cosas, en particular, no dejar caer ese entusiasmo de trabajo que lo caracteriza, mantener el oído en el corazón del pueblo y acertar en las decisiones que beneficien a la inmensa mayoría de una población que le agradó el discurso del cambio y lo estará reclamando durante todo el camino.

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