Las cámaras del cuento

Por Julian Padilla miércoles 24 de mayo, 2023

Hemos elegido el titulo las cámaras del cuento para referirnos a dos situaciones no conexas, una relacionada a lo que queda de la entidad  responsable del control externo gubernamental y cuyo mote, parece quedar fijo como la cámara de cuentos. Y por otro lado las mil y una cámaras de seguridad que recogen y cuentan la historia 24 horas cada día, sobre el acontecer nacional.

Desde hace algún tiempo se ha querido denostar el rol de la cámara de cuentas de la República Dominicana y es precisamente por los baches e que contiene la ley que la rige, por las malas gestiones de los plenos y por la certeza que se tiene, de que formar parte de ella se basa en una decisión eminentemente política, no de competencias genéricas y técnicas.

De hecho, partiendo de que una comisión formada por la cámara de diputados que es quien conforma al pleno y al bufete directivo, de ahí camina todo lo demás, sobre todo en las posiciones de mayor incidencia dentro de su estructura organizacional.

La lealtad a los cuadros políticos que se enriquecen del botín de guerra, ha sido históricamente más fuerte, que la lealtad a los principios y al código de ética del contador público autorizado.

El amarre que siempre se ha tenido entre las investigaciones administrativas y financieras o especiales que se realizan para determinar las debilidades e irregularidades que se tienen en el manejo de los fondos públicos, siempre ha estado como un reto importante, dada la politización de todo en la vida y la cultura nacional.

La política se ha constituido tal vez en la principal actividad económica del país, de donde se nutren las relaciones y las oportunidades para la mayoría de la gente, que de alguna manera prospera milagrosamente en la República Dominicana.

Evidentemente no me refiero solo al caso de los funcionarios que ostentan los más importantes cargos en la cosa pública, sino en los equipos de confianza que estos constituyen para el bien o para el mal, para lo correcto o para el enriquecimiento ilícito tradicionalmente.

Ha estado tan viciado todo el tema de la cámara de cuentas y muchos casos se han maquillado convenientemente como forma de establecer un bajadero históricamente en el país. Por esto y con toda razón, le ha quedado el mote a esta entidad, como la Cámara de Cuentos.

¿Y ahora cual será el cuento de la cámara de cuentas?, cada vez que se dice explota un caso de corrupción ese es el pensamiento lógico que viene a la memoria.

Esto a pesar de que la misma ley que regula la cámara de cuentas establece, que cualquier hallazgo que tenga la potencialidad de constituirse en una responsabilidad penal por algún funcionario de alguna empresa auditada por la cámara de cuentas, debe ser sencillamente ponderado y suministrado al ministerio público para la investigación y pesquisas correspondientes.

Sin embargo también se ven situaciones donde el mismo ministerio público espera resultados de auditorías hechas o requeridas a la cámara de cuentas, para completar expedientes de casos a judicializar, por investigaciones que el mismo ministerio público han venido realizando.

Estos temas relacionados con el dolo, con el peculado, con la corrupción administrativa, lavado de activos, coimas, con el enriquecimiento ilícito o robo de las arcas públicas, siempre están en el ojo visor de control externo del organismo rector del control del país.

Aunque difícilmente pueda separarse de cualquier responsabilidad penal en el caso de hallazgos con responsabilidad penal, a las unidades de control previo de la Contraloría General de la República, pues precisamente su rol consiste en asegurar que las transacciones se realizan sin dejar de cumplir con las normas, la ética y la ley.

La cámara de cuentas es en definitiva, una entidad que merece contar con una mejor suerte, una suerte distinta a la que se viene proyectando desde los últimos plenos constituidos.

Los escándalos dentro del mismo pleno y bufete directivo no cesan desde hace mas de una década y es lamentable que se perciba se torpedea la credibilidad de esta entidad, cuando ella misma lo viene haciendo con sus inconductas, en momentos donde el combate a la corrupción se tiene como buque insigne de la presente gestión de gobierno.

Las críticas de todo tipo no se hacen esperar y cabe sumar un cuestionamiento a la misma cámara de diputados, ya que no fue capaz de proponer e integrar un pleno y bufete directivo para la actual cámara de cuentas y que esta fuera plausible, sin tener que volver a pasar por la vergüenza de un juicio político.

Al parecer, desde el primer día de su constitución en pleno, se iniciaron los problemas entre sus miembros y no se puede decir que las deliberaciones y decisiones de la cámara de cuentas, puedan resultar de la entera confianza de la sociedad dominicana.

Al parecer el mote de la cámara del cuentos luce tener mayor resonancia en estos momentos, a pesar del precedente funesto del pasado pleno, el cual fue intervenido y a allanado por el ministerio publico en lo que se denominó la operación caracol.

Al parecer las mafias enquistadas en el poder, que seguramente aún persisten, pues se trata de una cultura muy arraigada en la cosa pública nacional. Se dice que se llegó a dejar pasar por alto hallazgos materiales en entidades que validaban con la vista gorda o maquillajes y como contra partida el beneficio del enriquecimiento propio o de otros funcionarios. Al parecer caracol y otros temas conexos son solo la punta del iceberg de la entelequia que nos viene quedando como institución. Una entelequia donde al parecer no podrá contar siquiera su propio cuento.

Aunque me he concentrado en la cámara de cuentas, la intención inicial que teníamos al titular este escrito como las cámaras del cuento, venía sumando dos perspectivas.

La segunda perspectiva es precisamente a la cantidad de cámaras de seguridad que están instaladas en toda la geografía nacional. Y al grado de confianza que se podrá tener en sus grabaciones e historias, partiendo de la necesidad de que cualquier delito captado por alguna cámara, deba ser utilizado como prueba, siempre y cuando se obtengan, dando cumplimiento a lo establecido en las normas para ello. Me parece que esto debe ser de conocimiento público y el respeto a estas prácticas, deberían ser motivadas y reforzadas con una correcta educación ciudadana.

Bajo cuales circunstancias un video de una cámara, la cámara del cuento, porque cuenta la historia de un hecho, un acontecimiento o un delito, podría ser utilizado sin reservas como prueba en un tribunal para ser admitido por el mismo.

El caso más reciente fue el del almirante Alburquerque y el comunicador Duncan, y se sabe que el video que fue difundido en todas las redes sociales, video que recoge los tiros que cegaron la vida de Duncan, no se admitió como prueba del delito, lo que prácticamente coloca en una posición muy favorable al matador, en función de la calorificación jurídica del hecho imputable.

Aquí vemos que por partida doble tenemos la aplicación de la cámara del cuento.

Tanto para el mote la cámara de cuentos bien ganado por esta hoy entelequia institucional, y por otro lado la cámara del cuento, para saber en lo adelante cual debe ser el proceder con los videos y las cámaras de seguridad que cuentan tantas historias 24 horas cada día, del acontecer nacional.

 

Por Julián Padilla

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