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25 de abril 2024
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OpiniónRolando RoblesRolando Robles

Las armas fuera de sus manos y el crimen fuera de sus mentes

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Ese pasado trabajo que presenté a la consideración de mis lectores, con un título tan folclórico como: El problema no es la flecha sino, el indio, me causó una especie de satisfacción personal, que me obliga a plantear algunos aspectos colaterales del tema. Y no ha sido mi regocijo tanto por sentir dije lo que debía sino, porque mis amigos han respondido con gran calidez y calidad a mi correo electrónico, demostrando que en verdad, el asunto de las armas de fuego en manos no autorizadas, le preocupa a mucha gente. Sobre todo, a gente responsable y con deseos de accionar.

De entrada, me acabo de enterar que no solo yo veo la complejidad del asunto. Casi todos los que me han escrito -unos veinte amigos lectores- expresan preocupación por la forma interesada con que las claques políticas (de uno y otro lindero) intentan presentar las causas de estos ataques alevosos a la gente común, especialmente a estudiantes, como es el caso que hoy nos ocupa.

Los mas hipócritas, los neoliberales demócratas sostienen que todo esto sucede porque el presidente Trump no actúa para detener la venta de armas de fuego de manera alegre, a personas incapacitadas o no aptas para poseerlas. Es como combatir el problema pensando que el problema no existe; o lo que es lo mismo, cerrar los ojos para detener el disparo que te matará.

Lo cierto, muy cierto por cierto, es que Donald Trump lleva escasamente un año al mando de la nave; que en realidad no sabemos si es una nueva versión de La Pinta, o de El Endurance. Por momentos, y por lo picado del mar, sentimos que navegamos en el acorazado USS Arizona (BB-39) o en el majestuoso Titanic; pero la verdad es que seguimos soñando con que viajamos a bordo del Mayflower.

En cualquier caso, si establecemos la matanza de Jonestown (Guyana-1978) como punto de partida, republicanos y demócratas han gobernado a partes iguales durante 40 años y ninguno de los presidentes ha logrado, ni siquiera enfrentar con éxito mediano, el problema de las armas de fuego en manos civiles.

Es aquí donde entra en la discusión Miguel Duval, un “FreeLancer” del razonamiento, que esgrime argumentos demoledores en relación con el problema de las armas y los actos de terrorismo. “Tú mismo lo has dicho Rolando, de las casi mil víctimas a manos del fundamentalista religioso Jim Jones, solo cinco fueron ejecutadas con armas de fuego en Guyana, los tres mil muertos en los atentados del 911, ninguno fue baleado; y si notas los reportes de prensa, en los últimos actos criminales, una buena parte no ha muerto fruto de los disparos sino, atropellados por diversos vehículos y quemados o destrozados por bombas”, apunta con certeza el ya retirado profesor dominicano.

Y a seguidas establece: “hay un aspecto mas singular aun, desde Charles Manson para acá, se puede afirmar que la mayoría de crímenes múltiples, no ha sido cometida con armas de fuego vendidas irregularmente. Eso te lleva al planteamiento de que ‘el problema no es la flecha, sino el indio’, tal y como bien parodias en tu artículo. El criminal no es el arma homicida por sí misma sino, el hombre que la manipula”.

“Hay otro elemento que debemos poner en escena y es la influencia de los medios escritos, los libros, el cine, la TV, la radio, etc., en la construcción de una ‘cultura masiva de violencia’ que envuelve la sociedad, en especial a la juventud de hoy día”, señala mi amigo Duval.

Ciertamente, tiene razón Miguel. Solo hay que mirar las estadísticas con detenimiento. El crimen es el tema mas atrayente para escritores y guionistas de cine y TV. En Youtube, la popular plataforma de videos, te muestran prácticamente todos los métodos para cometer un crimen o para construir un explosivo. Puede afirmarse, sin la menor duda, que cualquier joven con un mínimo de perturbación mental -aun sin presentar un cuadro de peligro para la sociedad- se sentirá fascinado por los detalles que sobre la ejecución de delitos se ofrecen de manera gratuita y sin control en ciertas redes sociales y páginas web.

Estamos en presencia de una generación de jóvenes ciudadanos, que es bombardeada 24 horas al día con toda clase de información morbosa sobre la criminalidad; y bajo tal circunstancia, no entiendo el por qué nos sorprendemos cuando la última gota desborda la copa de la seguridad ciudadana, produciendo esas muertes tan lamentables.

Según apreciaciones de la doctora Arelis Ayala, psicóloga, consultada por mí: cuando un “newyorker” o residente de cualquier ciudad americana, alcanza los catorce años de edad, ya ha presenciado el asesinato o la muerte de por lo menos 5,000 personas y ha participado en la eliminación de otros tantos, a través de los juegos electrónicos. Estas estadísticas se basan en tan solo dos horas de TV y una hora de juegos al día, que es bastante menos que el promedio real de exposición de nuestros niños a la violencia y el delito. Y esto es, sin salir de la casa.

Traje a colación las entrevistas con estos dos profesionales y relacionados míos, porque quiero concluir esta segunda entrega sobre el tema, con una recomendación muy del alma y que se desprende de sus opiniones: hay que endurecer los controles de venta de armas de fuego, pero en paralelo, debemos reforzar el cuidado mental de nuestros muchachos, aumentar el número de los profesionales de la conducta que trabajan en las escuelas y endurecer los sistemas de control de armas en los planteles.

La juventud está expuesta en demasía a la criminalidad, hay que evitar que las armas lleguen a sus manos, pero sobre todo, trabajar sus mentes para que no las procuren.

¡Vivimos, seguiremos disparando!

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