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19 de abril 2024
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OpiniónJesús M. GuerreroJesús M. Guerrero

¡La veteranía no se improvisa!

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Luego de que Trump conquistara el imperio más poderoso del mundo, hemos podido apreciar como Barack Obama busca pasar al anonimato sin ningún tipo apegó al poderío que facilita ostentar la presidencia durante 8 años.

Pero no es el único caso, mientras los Obama han iniciado una oficina que coordinará sus actividades; podemos ver el caso de Bill Clinton que luego de abandonar la Casa Blanca dio vida a su prestigiosa Fundación. No es extraño que los ex comandantes en jefes del vecino del norte busquen el medio para continuar aportando a su nación y al mundo desde otros contextos.

Al optar inmediatamente por un segundo mandato consecutivo, los presidentes norteamericanos quedan automáticamente inhabilitados para volver a ocupar la primera magistratura de los USA; no podrán tener residencia otra vez en la avenida Pensilvania del distrito de Columbia. Todo esto establecido por la enmienda 22 de la Carta Magna de los Estados Unidos, la cual fue propuesta el 24 de marzo de 1947 y promulgada el 27 de febrero de 1951.

Esta medida fue tomada 2 años después de la muerte de Franklin Delano Roosevelt, único ciudadano estadounidense en ser electo en 4 ocasiones presidente. Sus aportes a su nación son incalculables desde su política del “New Deal” para enfrentar la Gran Depresión de 1929, finalizando su vida haciendo frente a la amenaza que representó la Alemania Nazi. Luego del ataque a Pearl Harbor por parte de los japoneses.

Pero nadie puede negar los peligros de endiosar a un hombre con las mieles del poder, porque muy fácil lo puede obnubilar y perder su esencia de pueblo. Puesto que nadie puede estar por encima de las instituciones que conforman un Estado.

No obstante, en nuestro país la historia es bastante diferente; nuestra Ley Sustantiva ha sido modificada en 38 ocasiones, mayormente para habilitar la reelección presidencial; nunca emulando el modelo norteamericano, al menos no por más de un cuatreño.

Todos sabemos lo que trae consigo una reelección al ruedo político en nuestra media isla. Aunque debemos admitir que reflejándonos en el espejo de la principal potencia del mundo, vemos liderazgos que aún pueden aportar a su país y legalmente están impedidos para buscar el mando.

Incluso en las redes sociales circula un video de una conferencia de Barack Obama, afirmando que de poder aspirar nuevamente ganaría la presidencia sin problemas. Pero no está por encima del imperio de las leyes; esto es en síntesis lo que dijo, sin embargo lo he parafraseado, para no abundar demasiado.

En nuestro país vemos que los dirigentes políticos son la personificación de una de las tantas frases de Winston Churchill, cito: “La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez.” En el caso de Churchill luego de ser renegado en Inglaterra volvió con más fuerza y fue la voz de alerta contra Hitler.

Mientras en USA podemos observar que los liderazgos deben ser colocados en los anaqueles, en la República Dominicana vemos su resurgir en cualquier momento. Por la sencilla razón de que los políticos se legitiman en las urnas.

Algunos arguyeran que es un retroceso y golpe contra el relevo generacional, pero a todo esto, los aportes de un hombre de Estado deben ser siempre apreciados.

La legitimidad política en nuestro país la podemos ver en dirigentes de la envergadura del ex presidente Hipólito Mejía, que solamente con una respuesta jocosa sobre sus aspiraciones; inician las manifestaciones de apoyo por parte de sus seguidores.

 

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