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25 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

La verdad y la política

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En la guerra y la política, lo primero que se pierde es la verdad y la objetividad. Cada cual toma un pedazo de la hoja y desde allí exhibe su verdad. Llega un momento en que es difícil determinar lo que es cierto o lo que es falso.

Más aún en la época cibernética, donde se vende la verdad y la mentira como jinetes del mismo caballo. La política y la guerra son hermanas y hay algunos libre-pensadores que señalan que es lo mismo. Lo cierto, es que ambos son movidos por los intereses económicos.

Las guerras no se iniciaron por ofensas personales, sino en la búsqueda de poder económico. El mundo de hoy es regido por la acumulación de riquezas, y para poder tener un país con independencia política, tiene que tener en sus manos su destino económico.

Con los individuos es lo mismo. Hay  hombres que se doblegan por sus limitaciones económicas. Otros manejan esas emociones dejando caer boronas y remiendos a los que se encuentran ansiosos. Un hombre sin conciencia y sin independencia, es un títere manejado al antojo de cualquier prestidigitador social.

Fue  el ministro de propaganda de Adolfo Hitler en la segunda guerra mundial, Joseph Goebbels,  quien acuñó el concepto de que la verdad se puede tirar al vertedero de basura, y hacer florecer la mentira. Es  conocida su frase de que  “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.

Visto hoy los grandes medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, se puede llegar a la conclusión de que el poder de determinar verdad o mentira, está cimentado en  el control que se tenga de  masificar el pensamiento de la gente.

Pero la verdad siempre sale a flote. No puede ser ocultada, no puede ser mantenida en las sombras. Lo importante es saber en qué tiempo la voz indetenible de la verdad podrá salir a flote. A veces necesita que pasen muchas generaciones, antes de que logre erradicar la mentira.

En medio de la ebullición político-partidista es difícil poder mantenerse apegado a la verdad.  Para ser exponente de la objetividad y la verdad, se tiene que estar en disposición de pasar hambre, necesidades y hasta tener que ofrendar la vida.

En medio de la crisis política actual solo vamos a ser fieles a nuestra conciencia y la única verdad, que es la que nace de la objetividad y el respeto al derecho ajeno. Nuestro lema seguirá siendo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

Por Manuel Hernández Villeta

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