Nuestro mundo tal y como lo conocíamos, ya no existe, en un abrir y cerrar de ojos cambió de una manera dramática. La vida cotidiana se ha vuelto covidiana y en lugar de salir a respirar a veces aire puro, lo que toca en colocarse una pantalla sobre el rostro, más una mascarilla del tipo que sea y para casos extremos hay que colocarse una vestimenta bastante peculiar, algo parecido a un traje de astronauta; cosas sólo vistas por la gente común en alguna película de ciencia ficción. A manera de anécdota, yo vi con los ojos de la cara a un panita en Ágora Mall que parecía un robot o un transformer en lugar de un ser humano. Lamentablemente increíble…
Todos los países en estos momentos están “patas pá arriba” y no es para menos, a todos nos explotó una bomba en las manos que provocó en nuestras economías una desaceleración descomunal. Por decir algo, pongamos el ejemplo de España, que además de ser un gran receptor de turistas, a su vez los españoles se encuentran entre los turistas que más visitaban nuestro país. En números fríos, de enero a agosto España ha dejado de recibir 40 millones de visitantes, lo cual si hablamos en dinero, ha dejado de ingresar la “friolera” suma de 50,000 millones de Euros, casi nada… Pues imaginemos nuestro caso a pequeña escala en comparación ,pero igual de devastador, nuestra gallina de los huevos de oro (el turismo) la mataron e hicieron un sancocho con ella.
De modo que , estamos en lo que más se parece a un laberinto univiario ; te hace recorrer , al ingresar en él , todo el espacio sin ofrecer la posibilidad de tomar caminos alternativos , puedes dar todas las vueltas que quieras y sólo existe una sola puerta de salida. Nuestro laberinto universal es la Covid- 19 y, nuestra puerta de salida es la vacuna para inmunizarnos. Los Estados pueden endeudarse mientras su capacidad se lo permita, pero gastar más de lo que se ingresa por un tiempo indeterminado, sólo nos lleva al despeñadero.
Y como dijo mi admirado Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.
Por: Pedro René Almonte Mejía