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19 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

La UASD y sus diabluras

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 La Universidad Autónoma de Santo domingo tiene que volver al camino de ser el faro de luz del pueblo dominicano. La anarquía, la burocracia purulenta y la falta de autoridad han llevado a la UASD a ser un cuadrilátero de boxeo o lucha libre, apartándose de ser una casa  de altos estudios.
Luego del ajusticiamiento de Trujillo, la UASD comenzó a trillar una senda donde era el corazón del pueblo.
Con el fuero, era un faro para  divulgar ideas, y mantener viva la llama de la libertad en los doce años de gobiernos del doctor Joaquín Balaguer.
Pero la rebeldía de la UASD no era contra el sistema, sino que fue ropaje hecho a la medida para  enfrentar a Balaguer. Al caer los doce años,  la anarquía interna hizo desaparecer el orden en la UASD.
Hoy las medidas que se tomen para lograr su saneamiento parten del rescate de la autoridad. Una institución colegiada no puede sobrevivir, si la autoridad está indiferente al desorden y el caso, y más aún, si carece de autoridad para normar conductas.
Para  restituir el orden hay que comenzar la era de las bajas. Sin un programa de expulsiones no puede funcionar esta academia. Hay que aplicar la baja estudiantil, para bachilleres que tienen hasta 22 años con una carrera que dura solo tres. No debe seguir cobrando un salario de profesor
Asimismo, la baja profesoral es una gran necesidad. Hay cientos de profesores incapacitados, que llegan a la posición porque siendo estudiantes militaron en un partido político. El que no estudie y carezca de  programas claros de enseñanza, hay que sancionarlo.
Hay que cancelar a todos los empleados que incumplan con su trabajo. Todavía la UASD vive la etapa en que un decano no podía sancionar a un empleado. De allí que los trabajadores se saben protegido por un co-gobierno que es una vergüenza.
En el siglo 21 no hay razones para tener un  co-gobierno. La UASD tiene el Consejo Universitario como su máxima autoridad, por lo que no necesita tantas autoridades, pagadas con salarios millonarios, para no hacer nada. El rector de turno no le debe temblar las muñecas para aplicar sanciones a responsables.
La mayoría de los estudiantes universitarios son  de capa humilde, por debajo de la pobreza de la clase media. Estar en aulas es un enorme sacrificio, que sobre todo tienen que cargar la madre y el padre.
De seguir la anarquía actual, lo mejor sería aplicar medidas drásticas. y si es necesario cerrar la academia hasta que se encuentre saneada, que de inmediato se aplique esta medida. La UASD fue en una ocasión territorio libre, pero hoy está esclava del irrespeto, de la anarquía,  de la mala preparación de los estudiantes y de una burocracia académica que se olvidó sus deberes sociales y disfruta de la buena vida. ¡Ay, Se me acabó la tinta.

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