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20 de abril 2024
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OpiniónRamón CabralRamón Cabral

La seguridad ciudadana es un asunto de todos

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Se denomina seguridad ciudadana a la acción integrada que desarrolla el Estado, contando con el apoyo y con la colaboración de la ciudadanía y de las organizaciones de interés público, destinada a asegurar su convivencia y desarrollo pacífico, así como la erradicación de la violencia.

Con la seguridad ciudadana se busca la utilización pacífica y ordenada de vías y de espacios públicos y en general evitar la comisión de delitos y faltas contra las personas y sus bienes.

De manera que, en términos generales, se entiende por seguridad ciudadana el conjunto de medidas, de planes y de acciones, siempre democráticas, en pro de garantizar la plena seguridad de la ciudadanía, así como de sus bienes.

Claro está, con un plan de seguridad ciudadana se busca evaluar, diseñar y proponer políticas de prevención contra la criminalidad, a la vez que coordina la ejecución de planes preventivos para contrarrestar la violencia en la sociedad.

No es verdad que los ciudadanos pueden vivir en paz en medio de la incertidumbre y de la zozobra que provocan los delincuentes con sus actos y con sus acciones vandálicas en nuestras comunidades.

Los expertos señalan que se hace necesario trabajarlas de manera más específica para construir conceptos operativos útiles para analizar sectorialmente las políticas públicas de seguridad. Su sola mención no contiene aquellos indicadores de eficiencia y eficacia en un nivel intermedio, que es donde se construye la articulación de todos los ámbitos

De hecho, se requiere, por lo tanto, de una mayor especificidad técnica y conceptual, porque desde el punto de vista de la gobernabilidad, es este último tipo de formulaciones el que permite concretar de manera exitosa la voluntad política y la acción de gobierno.

Siendo tan amplio y polisémico el concepto seguridad, todo plan debe concentrarse en una correcta política que pueda encarar con éxito la ola de criminalidad que se desprende de las acciones delincuenciales, haciendo hincapié en la prevención, la que puede ser más efectiva que la persecución en sí del acto delincuencial.

La prevención suele ser más eficaz cuando se fundamenta en una labor logística de las entidades civiles y policiales.

De manera que cuando un Estado apela a la prevención de la delincuencia, no solo se le está adelantando al delincuente, sino que está evitando que se comentan actos delincuenciales contra la ciudadanía y esto, por tanto, se traduce en una franca y efectiva protección del ciudadano.

Antes de seguir con el tema debo precisar que este plan de seguridad debió ser aplicado desde hace mucho tiempo, porque la ola delincuencial ha estado creciendo y creciendo, sin que notemos la presencia policial patrullando nuestras calles en el día y en la noche. Digo esto porque no he visto el primer policía (ni patrulla) en el trayecto a mi lugar de labores (desde el Moscoso Puello hasta el frente del Estadio Quisqueya) a las cinco de la mañana.

Para nadie es un secreto que en nuestro país estamos en medio  una ola de robos y atracos que mantiene atemorizada a la población, por lo que el gobierno  se ha visto compelido a presentar este lunes su primer Plan de Seguridad Ciudadana, con el que busca enfrentar la delincuencia y la criminalidad, el cual incluye la compra de armas ilegales y la identificación de todos los motoristas, entre otras iniciativas.

Desde el gobierno se precisa que este plan no podrá implementarse por completo porque la mayoría de los agentes policiales están dedicados a las medidas anticovid, como el toque de queda y otras.

Entre las iniciativas se contempla la modernización de la Policía Nacional, la compra de armas ilegales y la creación de una aplicación móvil para canalizar denuncias, así como otras acciones para crear confianza en la ciudadanía.

No está demás decir que para el éxito de este plan se requiere el concurso y colaboración de todo el sector social comunitario, sindical, religioso y empresarial, con los que el Ministerio de Interior y Policía abrirá canales de diálogo.

“Como un aporte inicial para su equipamiento y operatividad estamos entregando en el día de hoy 150 millones de pesos y como aporte para su operatividad 106 millones pesos hasta el fin de año y presupuesto”, dijo el presidente.

Acompañaron al presidente Abinader, Raquel Peña, vicepresidenta de la República; Jesús –Chú- Vásquez, ministro de Interior y Policía; Deligne Alberto Ascención Burgos, ministro de Obras Pública, José Ignacio Paliza, ministro Administrativo de la Presidencia; teniente general Carlos Díaz Morfa, ministro de las Fuerzas Armadas; Maya Jiménez, ministra de la Mujer, entre otros.

Debemos precisar que lamentablemente la ola de robos y atracos mantiene atemorizada a la población, que es la razón fundamental por la cual el Gobierno presentó este lunes su primer Plan de Seguridad Ciudadana, con el que busca enfrentar la delincuencia y garantizar la seguridad pública en el país.

No obstante, y, debido a que gran parte de la población ha ido relajando estas restricciones, en esa misma medida se han ido incrementando los hechos delictivos, del que las personas han sido víctimas en cualquier escenario, no solo con las pérdidas de sus pertenencias, sino que, incluso, han visto sus vidas amenazadas.

El uso de la tecnología ha permitido visualizar las acciones “descaradas” y con tanta naturalidad de los antisociales, que no respetan horario ni escenarios, y que en ocasiones han actuado en franco desafío a las autoridades a quienes ya parecen no temerles.

Hasta la redacción de El Nuevo Diario llegaron imágenes que muestran las más arriadas modalidades de actuar de los desaprensivos en plenas vías públicas, incluso agrediendo y hasta arrebatándole la vida a algunas de sus víctimas.

Con frecuencia los delincuentes se andan a bordo de motocicletas, automóviles, y armados “hasta los dientes”, imponiendo en terror ante una ciudadanía indefensa e impotente.

Por los recientes hechos delincuenciales registrados, al parecer ya ningún lugar es seguro, porque la gente ha sido atacada tanto en las vías públicas, como en sus propias casas, centros comerciales, de diversión y estaciones de combustibles.

Algunos hechos delictivos, por su particularidad y naturaleza con las que actúan los infractores, se han hecho virales a través de las redes sociales y para solo citar algunos, se recuerda el de la joven que cuando intentaba hacer una llamada para pedir ayuda tras un accidente de tránsito, le fue arrebatado su teléfono celular, así como el de un joven que fue atrapado in fraganti por los propios comunitarios en las inmediaciones del Palacio Nacional, al tratar despojar de sus pertenencias a un transeúnte.

Al informar la pasada semana sobre el lanzamiento de este Plan, el propio presidente de la República, Luis Abinader, admitió retraso en la presentación del mismo, atribuyéndole a que “una gran cantidad de policías aún siguen ocupados en el tema del toque de queda y de las otras restricciones para frenar la expansión del covid en el país”.

Vamos a esperar que este plan pueda encarar y prevenir los actos delincuencias que azotan a las comunidades y que el mismo pueda proteger a la ciudadanía.

Pero no dejaremos de reiterar que el asunto de la seguridad ciudadano no es un asunto exclusivo del gobierno, ni algo que nos concierne a todos los ciudadanos y todas las organizaciones públicas y privadas del país.

Por Ramón Cabral 

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