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19 de abril 2024
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2 min de lectura Una mirada al pasado

¡La reprimenda del padre Meriño en la tercera juramentación de Báez!

¡La reprimenda del padre Meriño en la tercera juramentación de Báez!
El padre Meriño reprendió a Báez el 8 de diciembre de 1865./Fuente externa.-
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Puedo repetirlo de memoria, 155 años después:

«¡Profundos e inescrutables secretos de la Providencia! Mientras vagabais por playas extranjeras, extraño a los grandes acontecimientos verificados en vuestra patria; cuando parecía que estabais más alejado del solio y que el poder supremo sería confiado a la diestra victoriosa de alguno de los adalides de nuestra Independencia, tienen lugar en este país sucesos extraordinarios. Vuestra estrella se levanta sobre los horizontes de la República y se os llama a ocupar el solio de la primera magistratura. ¡Semejante acontecimiento tiene aún atónitos a muchos que lo contemplan!».

Y continúo tecleando:

«Pero yo, que solo debo hablaros el lenguaje franco de la verdad…».

Esta filípica se la dirigió a Buenaventura Báez el padre Fernando Arturo de Meriño, en la tercera juramentación del primero el 8 de diciembre de 1865.

Báez había agotado dos mandatos presidenciales: 1849-1853 y 1856-1858. El primer gobierno fue llevadero gracias a la continuación de la guerra de independencia contra Haití. Incluso, Báez ordenó incursionar en territorio haitiano para atacar a las fuerzas enemigas. Además, dispuso la construcción de escuelas y trajo instructores militares franceses para formar a los dominicanos.

Sin embargo, quiso librarse de la influencia de Pedro Santana y chocó con el caudillo seibano. Así, el caudillismo quedó echado con toda la furia de ambos líderes: Santana, el jefe azul; Báez, el caudillo rojo. Este enfrentamiento disímil y terrible ensangrentó y diezmó a la joven república.

El segundo gobierno baecista fue un desastre. El 7 de julio de 1857 estalló la gran rebelión del Cibao, con sede en Santiago. Acaudillada por José Desiderio Valverde, la sedición fue el grito político-militar de los tabaqueros cibaeños engañados por Báez, cuyas papeletas se devaluaron muy rápidamente y hundieron a la nación en el caos financiero. Cierto, Báez intentó «proteger» a los cosecheros de tabaco pero lo hizo a través de sus deleznables emisarios.

Sobrevino la epopeya de la Restauración y llegó la verdadera independencia. República Dominicana se emancipó y rompió sus cadenas, haciéndose realmente libre y soberana. Báez se pasó la Guerra restauradora como mariscal de campo del Ejército español, con un sueldazo y con privilegios. Una vez acabó la contienda, se instaló en Curazao, y fue allí buscado por José María Cabral y Luna.

Resumen diario de noticias

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Retornó y recibió la reprimenda del padre Meriño. Aún lo recuerdo, 155 años después.-

 

 

 

 

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