Como esperaban muchos analistas políticos de Estados Unidos y Europa, luego del súper martes donde el ex vicepresidente Joe Biden se alzó con la mayoría de delegados, el senador por Vermont decidió tirar la toalla al considerar muy sabiamente que sus posibilidades estaban disminuidas para la campaña presidencial de noviembre de 2020.
La semana pasada Foro Permanente de Partidos Políticos de la República Dominicana (Foppredom) recomendó a la Junta Central Electoral (JCE), entre otras cosas, la apertura de los plazos de alianzas para la reducción de las candidaturas presidenciales, de forma tal que la boleta electoral solo refleje a aquellos con reales posibilidades de alcanzar la primera magistratura de la nación.
Hasta ahora pocos analistas se han referido a las implicaciones de esa propuesta visto el modelo electoral rige en la Rep. Dominicana; éste sistema permite la existencia de la personería jurídica de cualquier partido o movimiento aún solo haya alcanzado un vocal un el distrito municipal más remoto, lo que representa el acceso a los recursos destinados en el presupuesto nacional para tales organizaciones. Bajo este esquema algunos candidatos con menos de 2% de intención del electorado se mantienen pujantes en sus proyectos políticos en la espera de que el ciudadano les beneficie con su voto.
En Latinoamérica tenemos pocos casos de políticos que ha repuntado desde un 2 o 5% hasta la presidencia de la nación, el caso de Lula en Brasil es muy sui generis, pues aunque participó en cuatro procesos antes de ser presidente en 2003, nunca obtuvo un porcentaje bajo, incluso llegó a estar en segundo lugar en su primera candidatura presidencial en 1989. Si nos remontamos a Luis Carlos Galán en Colombia, una vez fundado el Nuevo Liberalismo, se vio “forzado” a regresar al Partido Liberal para aunar mejores perspectivas de triunfo, estos dos ejemplos solo por señalar algunos.
Para nuestro país, en la 4ta. República que dura ya 55 años, ningún partido pequeño se ha acercado someramente al poder, esta lección nos dice claramente que el modelo ha de ser, por ahora, conquistar el solio presidencial desde una de las estructuras de los partidos mayoritarios, optar por lo contario sería una desatino temporal.
La pregunta sería ¿por qué no renuncian a sus aspiraciones esos cuatro candidatos minoritarios? ¿qué los motivan? ¿cuáles son sus proyectos de cambio? Y ¿por qué estos no calan en la población? La renuncia de Sanders debería llevarlos a la reflexión y tomar la mejor decisión y forjar alianzas en las cuales puedan hacer realidad sus deseos de progreso a favor del pueblo dominicano.
AUTOR: MISAEL VALENZUELA PEÑA, PHD.
*El autor en docente de ciencias jurídicas y sociales.