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24 de abril 2024
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OpiniónMiguel de J. Ramírez P.Miguel de J. Ramírez P.

“La Primera Dama: Adorno o instrumento de Dios para bendición”

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Hermanos y amigos, que el Dios verdadero (Padre, Hijo y Espíritu Santo) les bendiga a todos, Mateo 28:19; esta oportunidad por considerarlo necesario y orientador expondremos el tema: “La Primera Dama: Adorno o instrumento de Dios para bendición”, esperando les sea de gran utilidad.

Bien, comenzamos diciendo que la primera dama es la esposa del presidente de una nación, la esposa del hombre con mayor influencia y poder económico, social, político, militar, etc. La primera dama no es cualquier mujer, desde el punto de vista social, laboral, económico, moral y demás, sino que por ser la cónyuge del Presidente ocupa el lugar más preponderando como fémina en la sociedad por ser esposa del hombre número uno de la nación.

Ahora bien, cada nación tiene su primera dama, algunas pasan desapercibidas, por su indiferencia a los problemas sociales, económicos, morales, familiares, etc. Y no son recordadas por sus aportes, sus logros, sus protagonismos, sus consejos, sus ayudas, sino que fue simplemente un adorno en el palacio nacional, una mujer más del montón. ¿Será así como una primera dama deber ser recordada después que pase su período gubernamental o como la mejor de su clase?

Mis queridos hermanos y amigos, la primera dama es y deber ser un instrumento de bendición en las manos de Dios, un instrumento de trabajo, un instrumento de ayuda y misericordia para los necesitados que el Presidente, por sus múltiples ocupaciones no puede ver, ni atender, pero su esposa sí, como mujer experimentada en diferentes aspectos de la vida. ¿Sí o no?

Por otro lado, hay y han habido primeras damas en todos los países que ni lavan, ni prestan la batea, que no hacen ni dejan hacer, no parecen saber para que Dios las elevó a esa posición de principalidad en su nación.

En este mismo orden de enseñanza, la primera dama, no debe, aunque sí puede, ser un adorno en el palacio nacional de su respectivo país, no debe sólo pensar en el salón de belleza, su comodidad, en sí misma, sabiendo el poder que Dios le ha concedido para este tiempo y para esta hora de la historia en el bienestar su pueblo.

Hermanos y amigos, la primera dama, cualquiera sea, por haber llegado ahí, será recordada y mencionada para siempre, sea para bien o para mal en la historia, dependiendo de su actuación e influencia, ejemplo y conducta para con sus conciudadanos. ¿No lo cree usted así?

En este sentido, ha habido primeras damas más preparadas y menos preparadas al llegar al palacio, pero su rol, su ocupación y el asesoramiento de su personal la han llevado a brillar y ha ser estimada y valorada por su pueblo, han tenido equilibrio para atender su familia, su cónyuge y su labor gubernamental y más delegando en sus ayudantes. Alábalo si puede…

¿Es usted una primera dama sólo por ser la esposa del presidente? ¿Acaso la primera dama no puede ayudar y trabajar como lo hace el Presidente o teme a la responsabilidad? ¿Cómo quiere usted que la recuerden cuando deje de ser la primera dama? ¿Qué dirá la historia de usted después que ocupó esa posición que Dios le concedió para bienestar suyo y de sus semejantes? ¿Sabía usted que hay amigos de la primera dama que desean trabajar a su lado? ¿Los empleará usted en su despacho o prefiere disolverlo? ¿Qué me dice de todas las cosas establecidas en beneficio de la sociedad, será casualidad o Dios de alguna manera lo motivó para bien? ¿Cree que el trabajo de las primeras damas terminó en sus respectivos países?

Concluyendo, en la Biblia, hay muchos ejemplos de mujeres que fueron primeras damas, unas lo hicieron bien y otras lo hicieron mal o no hicieron lo que tenían que hacer. ¿En qué grupo estará usted? Hicieron el bien la reina Esther, Sífora la esposa de Moisés, Debora una juez en Israel, Sara la esposa del patriarca Abraham, etc., Hicieron lo malo Jetsabel la esposa del rey Acab, las mujeres de Salomón que inclinaron su corazón al mal y la idolatría, etc., Bueno el asunto es que hay que pensar, reflexionar, investigar, asesorarse para que la primera dama sea el instrumento que Dios quiere para bendición, ya que él la puso en esa posición, no se puso usted, lo crea o no y daremos cuenta de nuestra mayordomía. Así que, cero adorno, cero indiferencia, cero descuido, es hora de hacer la diferencia entre las mujeres, sabiendo que hay otras mujeres que anhelan ese puesto que le ha correspondido a usted.

Que Dios les bendiga y nos ayude a todos…

 

Miguel de J. Ramírez P.

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