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23 de abril 2024
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OpiniónVíctor Manuel PeñaVíctor Manuel Peña

La política vernácula

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La política, tan antigua como el ser humano, tiene desde hace tiempo la doble condición de ciencia y de arte.

La política como ciencia social tiene su objeto de estudio centrado en el estudio de las estructuras de poder en la sociedad.

La manifestación macro de ese objeto de estudio es el Estado, la expresión más elevada del poder en una sociedad como producto y síntesis de las contradicciones sociales que hay en la misma sociedad y en la historia.

El estudio del poder en sus diferentes perspectivas es tarea del cientista o intelectual de la política. Los académicos, concentrados en las universidades, son los más llamados a hacer investigaciones en el campo de la ciencia política.

El intelectual de la política es el más llamado a cultivar la política como ciencia.

El dirigente político, en cambio, es el llamado o el más llamado a cultivar la política como arte.

Pero está sobreentendido que el dirigente político debe procurar también dominar los fundamentos de la ciencia política.

En la historia política dominicana de los últimos 60 años solo el Profesor Juan Bosch se ocupó seriamente de la formación política o de la educación política en las organizaciones políticas que fundó.

Los que ingresan a la política son generalmente jóvenes de la clase media o de los diferentes sectores de la pequeña burguesía, los que por lo general ven la política como un medio para el ascenso económico y social, por ende, como un medio para la movilidad social.

Por los problemas estructurales que históricamente ha tenido la educación dominicana en esos largos 60 años, la mayoría de los jóvenes apenas terminaba la educación primaria, y la mayoría de los que terminaban el bachillerato no ingresaban a las universidades, lo que daba cuenta de los altos niveles de deserción que había en el sistema educativo.

Pero aparte de esos problemas, el problema estructural más importante ha sido el de la sempiterna ausencia de calidad en el sistema educativo nacional.

Con el programa de educación política o de formación política, con un eje o componente ético-moral muy fuerte, que Juan Bosch impulsó en las dos organizaciones que fundó buscaba llenar ese vacío en la educación dominicana.

El Profesor Juan Bosch nunca concibió la política al margen de la ética y de la moral.  Juan Bosch es el Gran Maestro de la política dominicana que encarnó al mismo tiempo la dignidad en la política.

Y Juan Bosch aspiraba a algo más: lograr que con la formación política adquirida los militantes políticos, pequeños burgueses en su inmensa mayoría, negaran su condición social, es decir, negaran los vicios y defectos propios de su condición social, de tal manera que asumieran la actividad política con una determinada dimensión ético-moral.

Al cabo del paso inexorable del tiempo nos hemos dado cuenta que Juan Bosch no logró el objetivo central buscado por él con el programa de formación política implementado en las organizaciones políticas de referencia.

Pues ni siquiera la mayoría de los que estuvieron con él en los organismos de dirección de esos dos partidos hicieron honor a la formación política recibida.

Pero la pequeña burguesía es tan simuladora y bullanguera que muchos de esos altos dirigentes le hicieron creer a Juan Bosch que habían asimilado sus lecciones, cuando en realidad todo era apariencia y pose!

Fue el mismo Profesor Juan Bosch que tuvo que sacarles varios álbumes de la corrupción a los gobiernos del PRD del 78 al 86.

Lo que ha pasado con los desgobiernos de Danilo Medina del 12 al 20 es otra historia muy triste de corrupción y de impunidad!

¿Cuántos álbumes de la corrupción le hubiera sacado Juan Bosch, de estar vivo, a los dos desgobiernos de Danilo Medina? Hubieran sido tantos que Juan Bosch hubiera mandado a Danilo al mismo infierno!

Leonel sí asimiló y asumió permanentemente las lecciones y las enseñanzas del Profesor Juan Bosch. Tanto es así, que fue a él, y no a otro, a quien Juan Bosch asumió como compañero de boleta en las elecciones presidenciales del año 1994.

Leonel jugó un papel estelar en la reforma constitucional que se implementó en ese mismo año 94 para resolver la crisis post-electoral que hubo.

Hoy la formación política o la educación política con una determinada dimensión moral hacen más falta que nunca. Y es que la práctica política tiene que tener una relación necesaria y estructural, no contingente ni episódica, entre la política y la ética, entre la política y la moral.

La asunción de la política como arte por parte del dirigente político exige tener o desarrollar una probada vocación de servicio.

Como arte porque a la política o a la política partidaria hay que ir a servir, no a servirse.

Juan Bosch hizo suya siempre la frase siguiente: “El que no vive para servir, no sirve para vivir.”

Con la crisis de valores que vivimos en la sociedad de la forma o de la superficie que ha creado la globalización estamos asaltados por los anti-valores en todos los espacios de la sociedad.

En una sociedad transida, atravesada de costado a costado, por el doble crimen de la corrupción y de la impunidad hay que seguir relievando la relación permanente, necesaria y estructural que debe haber entre la política y la ética, por tanto, entre la política y la moral: El proceder político del hombre debe ser un proceder moral

Un proyecto político-partidario, creado en base a una visión de futuro, y que tenga la decisión y la visión de innovar y renovar la sociedad desde la dirección del Estado tiene que retomar seriamente los valores perdidos como la educación política y la vocación de servicio.

Juan Bosch fundó en noviembre de 1973 el más innovador proyecto político-partidario en el país; hoy, Leonel Fernández ha fundado el proyecto político-partidario más innovador y prometedor: El Partido Fuerza del Pueblo.

A nueve meses de nacido, el Partido Fuerza del Pueblo es ya la tercera fuerza política de la nación.

En este momento crucial de recomposición del sistema político-partidario dominicano, el Partido Fuerza del Pueblo está llamado a jugar un papel estelar en la historia presente y futura del país.

Es natural que la ciencia política se haya concentrado en el estudio de las estructuras de poder público, es decir, en las estructuras del Estado.

En las sociedades democráticas organizadas solo los partidos están autorizados por ley a dirigir el Estado.

AUTOR: VÍCTOR MANUEL PEÑA

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