El reconocido poeta costumbrista dominicano y cronista popular de su tiempo Juan Antonio Alix (1883-1918), indudablemente que no contó con una preparación académica de primer ni segundo orden, por lo que sus aportes literarios son obras de un brillante autodidacta; pero por la similitud de la estructura de sus décimas con el formato de espinelas, podemos deducir que fue un asiduo lector y que tuvo acceso a las técnicas del creador de estas, el poeta y músico español Vicente Espinel (1550-1624), las que asimiló a la perfección como veremos más adelante.
En su origen, las décimas eran un canto popular cuyos versos tenían un sonido cuasi musical, aunque de estructura rudimentaria, hasta que Espinel las reformuló, incorporándoles un diseño gratamente musical y con una línea escritural netamente clásica, integradas por octosílabos perfectos, incorporándole a las mismas todas las licencias métricas que navegaban en la poesía de entonces (diéresis, sinéresis, hiato, sinalefas y conteo de sílabas por tipo de palabras al final de cada verso); agregándoles además, una pausa al cuarto verso para provocar un descanso en la lectura de los 10 versos que conformaban la décima tradicional y creándole una ubicación especial a la rima para hacerla más armónica (el primer verso debe rimar con el cuarto y con el quinto, el segundo con el tercero, el sexto con el séptimo y el décimo; y finalmente el octavo con el noveno, construcción expresada regularmente como ABBAACCDDC) y por supuesto, con rima consonante siempre.
Tomemos una de ejemplo, entre cientos, del español Espinel:
Suele decirme la gente
que en parte sabe mi mal
que la causa principal
se me ve escrita en la frente.
Aunque hago de valiente,
luego mi lengua desliza
en lo que dora y matiza;
que lo que el pecho no gasta
ningún disimulo basta
a cubrirlo con ceniza.
A continuación una creada, entre cientos, por el dominicano Alix:
Si es así, amigo Vidal,
yo tengo un loro educado,
que será buen diputado,
a un Congreso Nacional;
pues él aunque es animal,
no se venderá por oro,
y sabe tanto mi loro,
que si uno habla por allá,
él contesta por acá,
corroboro, corroboro.
Observemos que ambos autores producen sus décimas bajo las mismas reglas poéticas:
- Mantienen los diez versos tradicionales que lleva la décima, por lo que tiene ese nombre.
- La métrica es de versos octosílabos, perfectamente medidos por el estilo clásico.
Espinel: Sue-le-de-cir-me-la-gen-te
Alix: que-se-rá-buen-di-pu-ta-do
(8 sílabas por igual).
- Uso de licencias como la sinalefa.
Espinel: que-lo-quel-pe-cho-no-gas-ta
Alix: yo-ten-gun-lo-rue-du-ca-do
(8 sílabas).
- Final de versos con palabras que le agregan, mantienen o suman sílabas, dependiendo el tipo; por ejemplo estos versos con finales agudos, que como sabemos les suman una sílaba.
Espinel: que-la-cau-sa-prin-ci-pal
Alix: él-con-tes-ta-por-a-cá
(Ambos versos tienen 7 sílabas gramaticales, pero el final agudo les suma una, por lo tanto se cuentan como 8).
- Pausa en la escritura-lectura del cuarto verso, regularmente amparada en una coma, en punto y coma, pero sobre todo en un punto.
Espinel: se me ve escrita en la frente.
Alix: a un Congreso Nacional;
- Rima perfectamente consonante y de formación ABBAACCDDC.
Espinel: gente con frente y valiente (las A); mal con principal (las B); desliza con matiza y con ceniza (las C) y gasta con basta (las D).
Alix: Vidal con nacional y animal (las A); educado con diputado (las B); oro con loro y corroboro (las C) y allá con acá (las D).
Después de analizar a profundidad todas las décimas de Juan Antonio Alix y estudiar la fórmula creada por Vicente Espinel, podemos fácilmente concluir que el primero estudió cabalmente al segundo y que produjo sus espinelas apoyado fielmente en el régimen estructural de su creador. Colegimos además, que nuestro Alix podría no haber sido un académico pero sí que era un estudioso de la poesía clásica y que poseía un instinto creativo fuera de lo común.
