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19 de abril 2024
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OpiniónLeonardo Suriel MorelLeonardo Suriel Morel

La paciencia estratégica china (y3)

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El casino de la geopolítica en que juegan las grandes potencias, no dejan espacio a los países pequeños para que puedan colocar sus fichas en la ruleta global; como tampoco a una Unión Europea carente de visión; la cual fracasó por no haber desempeñado un papel más protagónico de contrapeso al dólar a través del euro; los europeos no pudieron crecer políticamente y no han podido salir, todavía, de la crisis económica de 2008.

En materia de política exterior la Unión Europea es un actor político sin identidad propia; esa dirigencia fue y es poco entendida, no supo aprovechar la oportunidad para convertirse en la primera potencia financiera desbancando al dólar como reservas monetaria mundial, con su naciente euro, que entró en circulación el 1 de enero de 2002 entre los 12 Estados miembros de la Unión que adoptaron la moneda común, compuestos por: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. El mundo cifró sus esperanzas en ese mercado común, creyendo que aliviaría la dominación hegemónica del dólar.

 

El viejo continente perdió el tren de la historia y serán otras locomotoras que conducirán los vagones financieros de la Tierra y todo apunta que la primera candidata a convertirse en una maquinaria propulsora geofinanciera global será China con su moneda. La República Popular China se está preparando para asumir esta responsabilidad histórica, que debió realizar esa Unión Europea rica, democrática y próspera; China viene pisando fuerte y firme con el yuan, tan poderosas son sus pisadas que los movimientos telúricos se sienten en todas las bolsas del mundo, hasta el salón oval del Capitolio y la Casa Blanca en Washington siente los movimiento tectónicos cuando los chinos colocan una piedrecita del Go, un juego de estrategia, que tiene como objetivo el de controlar mayor territorio que el adversarios.

 

El mundo está ante una fractura de corte geopolítico y militar; y los europeos no tienen musculatura geopolítica, ni militar por no decir que son un enano político; y muy posiblemente el cadáver político de la Unión Europea se lo repartan entre Rusia y los Estados Unidos por la torpeza política de la dirigencia europea que no supo saber qué significaba el Euro como moneda única.

 

Los geoestrategas de los Estados Unidos el octogenario Zbigniew Brzezinski y el nonagenario Henry Kissinger, que a pesar de sus edades se mantienen lúcido; para mí, estos dos pesos pesados fueron los más grandes estrategas en materia de política exterior del siglo XX para esa nación. Brzezinski fue arquitecto de primer orden en la formación de los muyahidines que expulsaron a la URSS de Afganistán lo que repercutió en la caída del muro de Berlín en 1989 y luego en la balcanización del imperio soviético dos años más tarde.

 

El Consejero de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Henry Kissinger fue quien diseñó, muy inteligentemente, la estrategia de distanciamiento entre la Unión Soviética y la República Popular China, cuando tomó un avión secretamente, durante un viaje de servicios a Pakistán en julio de 1971, Kissinger fue a Pekín y se reunió con Mao Tse Tung para preparar la visita oficial de Richard Nixon a China, realizada al año siguiente, lo que sellaría la separación definitiva de las dos grandes potencias comunistas del Planeta.

 

Por esto; para comprender el acercamiento de Donald Trump hacia el Presidente Vladimir Putin, se tiene que ir al tablero del ajedrez político de la guerra fría del año 1971, en el que se da una movida de ficha sobresaliente en materia de política exterior; la más importante, sin duda alguna, para la derrota del comunismo internacional la jugó la administración Nixon cuando dividió a las dos potencias comunista de manera antagónica.

 

Más allá del estereotipo de ignorante sobredimensionado que se le quiere imprimir a la figura presidencial de Donald Trump en materia de política exterior, por parte de los estrategas del Partido Demócrata, ellos creen que Trump no tiene muy claro el funcionamiento del orden político mundial; para mí, veo un gran acierto geoestratégico del presidente Trump para los intereses de los Estados Unidos, cuando habla de un acercamiento hacia Rusia, planteamiento muy correcto, porque se quiere reparar el más grave error en geopolítica exterior hecho por un presidente norteamericano en medio siglo crecido.

 

Soy consciente del alto grado de complementariedad, existente entre Rusia y China, que está muy avanzado y será muy difícil de desactivar esta alianza estratégica de supervivencia mutua; pero el presidente Donal Trump lo intentará, esto es mejor que nada y mucho más que la torpeza política de Barack Husseim Obama.

 

Obama nunca debió promover el distanciamiento entre Rusia y la Unión Europea, ni auspiciar el derrocamiento del presidente pro-ruso Víktor Yanukóvich en 2014, mucho menos aplicarle sanciones económicas a los rusos, las que provocaron la asociación estratégica entre Rusia y China, un matrimonio radioactivo para los intereses de Washington. La perdida de Crimea un territorio de 26 mil 100 kilómetros cuadrados, equivalente casi al tamaño de Haití, rico en gas y petróleo en el subsuelo marítimo y terrestre, y no hablemos del alto valor estratégico militar y qué significa para Rusia Sebastopol; en ese territorio, está la principal base de la flota rusa en el Mar Negro. Graso error geoestratégico del novato del año Barack Obama quien le obsequio ese inmensurable regalo estratégico al pueblo ruso.

 

Pienso y propongo de que al presidente Barack Obama se le debe honrar con la entrega del Distinguished Citizen Award (Premio al Ciudadano Ilustre) 2016 como el mejor Boy Scouts of American, porque actuó como un verdadero Boy Scouts en materia de política exterior y no como un mandatario de una súper potencia cuando propicio que Rusia y China se aliaran. Y para cerrar con broche de oro su administración; la ultima novatada que cometió, todo un monumento al desconocimiento de la realidad política de su país, fue cuando ordenó que Estados Unidos se abstuviera, para no vetar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que condenaba los asentamientos israelíes en territorios palestinos.

 

Los chinos tienen bien claro a qué están jugando en el tablero geoestratégico terrestre, saben qué están apostando, cómo lo hacen y cómo desarrollan su juego de la Paciencia Estratégica. Este concepto filosófico se puede sintetizar en un proverbio que es de su propiedad como pueblo que dice: El estar obsesionado por la victoria, es un estado del alma que favorece al oponente.

 

 

 

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