Un desenfrenado Nicolás Maduro hace hasta lo imposible para hacer desaparecer la democracia en Venezuela, con intención manifiesta de instaurar un régimen de fuerza, socavando las libertades y derechos de los venezolanos.
Obstinado por el poder y obcecado en mantener una revolución que nunca existió, este hombre empuja a Venezuela a un punto extremo y a una situación peor que el desastre que ahora sufre ese país sudamericano.
Conduce a Venezuela hacia una pendiente peligrosa y tenebrosa, y sin mirar consecuencias, encarrila a esa nación al aislamiento internacional.
La Unión Europea, Estados Unidos y otros países de América Latina ya sentencian la suerte de Venezuela con este hombre provocador y desafiante.
Ojalá y no logre su obsesión de malograr la esperanza de un pueblo.