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25 de abril 2024
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OpiniónRafael Guillen BeltreRafael Guillen Beltre

La nueva mina de oro

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Cuando nos acercábamos al final del siglo pasado, Peter Drucker había impactado el mundo con una sola expresión: “Las ideas son la nueva moneda de la época”. Había conceptualizado que el conocimiento se había convertido en la herramienta más competitiva.

Se dice que “el éxito se transita solo”, lo que se debe a que convencer al quien tiene el dinero, el capital, se torna en un peregrinar  largo y tortuoso.

Los creadores de Google tuvieron la suerte de toparse con un visionario con dinero, a quien inmediatamente  presentaron el proyecto, les aflojó un cheque de 100 mil dólares, y cuando los muchachos le preguntaron “cómo lo cambiaban”, les contestó “formen una compañía”. Hasta ese momento Google era solo una idea todavía no reconocida ni como nombre.

Google fue el primer gigante de la data, de la acumulación de información del mundo y la gente, que terminó enriqueciéndose con tres palabras que han dominado las búsquedas en Internet: “juego, sexo y salud”.

Ahora hemos entrado a una etapa en que no solamente Apple, Amazon, Facebook, y TikTok s seguirán enriqueciéndose con los datos de las personas, sino que ha entrada un nuevo competidor al mercado: Los bancos.

Cuando pasamos una tarjeta de crédito en una clínica, el banco puede enterarse que sufrimos de cáncer, pero también se entera de si el cliente tiene una cuenta en un club de Striptease.

Se dice que los bancos ya no son una especie de siquiatra o administrador del cliente y guardador de secretos, ya que el comportamiento en línea es lo que determina el mercado

Cuando usted va a un establecimiento y paga un producto con su tarjeta de crédito, el banco le informa al fabricante o distribuidor de ese artículo y llegan a un acuerdo de enviarle la publicidad y hacerle al cliente un descuento en la compra de otro producto de naturaleza diferente.

De ahí que las datas se han convertido en la nueva moneda de la época, posicionando a los bancos en una nueva mina de oro.

Por Rafael Grullón

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