EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- La adrenalina en la radio se siente en alta definición, mujeres y hombres mueven las caderas al compás de los ritmos urbanos como dembow, trap, hip hop o reggaetón. Sonidos contagiosos que llevan, muchas veces, a sus exponentes a pasarse de emoción.
Un culto al trasero femenino que provoca descontrol, «pero como me gusta su ritmo no me importa lo que dice la canción».
La misma música que altera el sistema nervioso, que acelera los latidos y alegra el corazón, es la misma que denigra a la mujer en su máxima expresión.
El género musical que genera sensación, que tiene raíces del latino pero también del jamaiquino, esa que posee influencias del hip hop norteamericano, es la melodía que necesita urgentemente una profunda revisión.
En cualquier letra de los famosos rap, trap, dembow o reggaetón, puedes encontrar una parte donde se evoca el consumo de drogas, violencia, sexo y prostitución.
La música alegra el alma de los pueblos, la cabeza y el corazón, siempre y cuando tenga un concepto positivo para transformar una nación.