Hace varios meses que no escuchábamos hablar de la ¨marcha verde¨, aquel movimiento que surgió del informe del Departamento de Justicia de los Estados Unidos a finales del año 2016, donde se ponía en conocimiento a la opinión pública de la confesión de la empresa brasileña Odebrecht, de que había pagado sobornos para la concesión de obras en 12 países de América Latina y África.
En medio de la lluvia de informaciones sobre este caso, durante gran parte del año 2017, el país vió a muchos de los ya añejos y añejas comentaristas y presentadores de televisión y radio, subirse a la ola del ¨denuncismo¨, que ha sido para la mayoría su medio de vida por décadas, y patrocinar con sus caras una serie de movilizaciones que incluso llevaron a algunos a soñar con ingresar al Palacio Nacional, encaramados en esa ola verde.
Claro que no faltaron los políticos, todos recordamos al candidato perdedor de las elecciones del 2016, con su camisa verde queriendo convertirse en el líder de este movimiento, así como a los restos de un izquierdismo trasnochado, que nunca en su vida ha podido convencer al país de que vote por ellos y hacer una mayoría, así como a muchos de los miembros de los ¨partiduchos¨ que han hecho de la denuncia y la acusación su modo de existencia.
A medida que avanzaba el pasado año, asimismo decaían las asistencias a las marchas, a pesar de la insistencia en todos los medios de comunicación ocupados por los frustrados de siempre, en querer empujar hacia las calles a una población que lo único que quiere es que la dejen trabajar, levantar a sus familias, educar a sus hijos y, en el caso de los mas pobres, intentar insertarse en el aparato productivo y convertirse en clases medias.
Todo esto llevó a la debacle de enero de este año 2018, cuando convocaron a una marcha ¨multitudinaria¨ hacia el Palacio Nacional, queriendo quizás emular a lo que ha ocurrido en otros países donde las movilizaciones han remecido las bases de los gobiernos, y esto no fue mas que un ¨micromitincito¨que diluyó el entusiasmo de los marchistas verdes hasta dejarlos del tamaño que son: un grupo insignificante y sin mayor peso que el de sus voceros en los programas de televisión.
Y es que la ignorancia en política es muy mala consejera, porque el movimiento ¨marcha verde¨ es eso y nada mas, una actividad política que trata de impulsar la desestabilización del gobierno de la República Dominicana para provocar el caos y el desorden que se ha producido en otros países del área, no importándoles a ellos que esto traiga como consecuencia retrotraernos a épocas a las que los dominicanos no queremos volver.
Porque lo cierto es que la ¨marcha verde¨ fue detenida por la ¨marcha del país¨, la República Dominicana hoy en día es un ejemplo a seguir en nuestra región, pues se ha convertido en muy pocos años en la primera economía de la región del Caribe y la segunda cuando sumamos a Centroamérica, recordando que no tenemos en nuestro territorio un canal, que como el de Panamá, es la principal empresa del país del istmo.
Nuestro país marcha a un ritmo acelerado en su economía, estamos creciendo por encima del 6% este año, en un contexto de equilibrio macroeconómico envidiable, con una inflación por debajo del 5%, la tasa de desempleo mas baja de nuestra historia, equilibrio de la tasa de cambio junto con una disminución de la tasa de pobreza que ya se ubica en el 25%, que es lo mas bajo que hemos tenido, y pobreza extrema por debajo del 5%.
Por si estas cifras fueran poco, la locomotora llamada República Dominicana, marcha atrayendo la mayor cantidad de inversión privada que habíamos visto, de cada 100 dólares que se invierten en el área del Caribe, 61 son invertidos en nuestro país, muestra de que existe una confianza plena en nuestra estabilidad en el largo plazo, después de todo los capitalistas huyen despavoridos de los países donde hay inestabilidad política y social.
En un país donde se construyen obras como Punta Catalina, que con el aumento de los precios de petróleo ha callado las criticas por el uso del carbón para generación de energía; la presa de Monte Grande, que irrigará 700 mil tareas de las sedientas tierras del sur profundo; la circunvalación de Santo Domingo, que sacará todo el transito pesado de la ciudad capital; se acaba de inaugurar la linea 2-B del Metro de Santo Domingo, que comunica los populosos barrios de Santo Domingo Este con el centro de la ciudad, no es posible que alguien piense que la gente va a apoyar un intento de llevar intranquilidad a la población.
La llamada ¨marcha del millón¨ de los verdes convocada para el domingo en la capital, esta condenada de antemano al fracaso, a pesar de la intensa campaña de comunicación que están realizando los agoreros de siempre, esos que ni hacen ni dejan hacer, a través de los medios que controlan y de las llamadas redes sociales, donde se expresan en sus mismos círculos, como aquellos perros que no cesan de dar vueltas tratando de morderse la cola.
Con esta convocatoria, los marchistas verdes se pasaron de contentos y lo veremos el próximo domingo, se creyeron el cuento de la Faride en la cámara de diputados, y creen que de verdad en un país donde todo el que ha sido acusado de corrupción y se han encontrado pruebas en su contra ha sido sometido a la justicia, la gente va a malgastar un domingo haciendo ruido en la calle y que nada menos que un millón de personas los apoyará.
El tren del progreso que se llama República Dominicana se lleva a todo el que se les ponga delante, no es verdad que algún movimiento de desestabilización, por mas que este apoyado por la gente del Partido Revolucionario Moderno, por si alguien tenía dudas sin tiene vinculación o no con la denuncia de la Faride, tendrá éxito en medio del auge económico y envidiable estabilidad de que disfrutamos los dominicanos.
La marcha del país hace tiempo que enterró la ¨marcha verde¨, solo que esta gente las del PRM que los apoyan parece que no cogen cabeza, plantearse movilizar disque un millón de personas en la capital el próximo domingo, es otra de las locuras que se creen el cuento de que desde las pantallas de televisión ¨lo van a tumbar¨, es que hablando pendejadas no lo tumban, mejor que se pongan a trabajar.
Por Humberto Salazar