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19 de abril 2024
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OpiniónCarlos Martínez MárquezCarlos Martínez Márquez

La libertad no se negocia, es un derecho universal

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‘’La opresión es una especie de migraña, que nos hace perder la perspectiva y carecer de visión’’. El autor

La torpeza del ser humano, es pretender mutilar las alas que la propia naturaleza nos otorga, para que incursionemos, en aventuras que nos lleven a un surrealismo pletórico de bellezas y de imágenes armónicas, que vayan en consonancia con la ley de gravedad, aplicada en una dimensión de perspectivas, que se ajusten al buen juicio de lo sensato y de lo que verdaderamente debe ser un ‘’paraíso’’ bien concebido para la aplicación de justicia a quienes procuran su independencia y el libre albedrio.

Se lucha por ella (la libertad), y a través de su mecanismo, procuramos obtener lo que nos cuesta para el equilibrio del derecho inalienable de todo ser en cuanto habite este planeta. Nadie tiene el derecho de someter a los demás, a caminar de rodillas, cuando al nacer, vinimos a este mundo con independencia propia, aprendiendo a dar nuestros primeros pasos, y a crecer siendo felices de por vida, a pesar de la turbulencia que gravita en nuestras mentes, de jugar con el destino de los pueblos que apuestan a un mejor porvenir.

El ser humano tiene la capacidad de elegir varios caminos: escoger la vida, como un medio ideal para el bien y el mal; y la muerte, como único vehículo a una salida poco responsable, por no enfrentar sus demonios, por temor a que las circunstancias les resulte implacable. El miedo nos envuelve a una inexorable condena de no poder alzar nuestras alas a mejores horizontes, en donde se promuevan valores de alta resolución para una mejor convivencia, en la que todos estemos circunscrito a lo ético, y apegados a la perseverancia y la fe, como certeza de mantenernos firmes, de frente a las adversidades que nos mantengan la frente en alto.

Venezuela, hoy, se encuentra inmersa, en una gran crisis, en la que define su destino  si el desenlace, se hace por mediación de cordura y justeza; en armonía y sensatez entre sus líderes, que están compelidos a salir de ese laberinto oscuro, que los mantiene en permanente lucha. El fracaso de aquel país suramericano, (querido y adorado por mucha gente dentro y fuera de todo el  hemisferio), por su gran capacidad de civismo y paciencia, depende de la solidaridad de las grandes naciones, que han ido cerrando filas de repudio hacia aquel régimen de turno, que por demás es obcecado y obtuso, en no querer abandonar el palacio de Miraflores, cuyo hábitat, le ha servido para realizar grandes proezas que la ha generado riquezas personal y para sus súbditos, a través de la descomunal y maldita corrupción, que ha llevado a su pueblo a pedir limosna dentro y fuera de Venezuela…escudándose en un socialismo pre-colombino, en donde su gente aun sin perder lo único que le queda, es la fe y la inmensa ganas de salir adelante para recuperar la dignidad y el orgullo, que el propio gobierno nefasto, les arrebato.

El régimen dictatorial, (encabezado) por ese experimento humano que la propia naturaleza se encargó de crear, sin cabeza y con bigote negro, está en pronóstico reservado, agarrándose de un clavo caliente, pronto perderá las fuerzas en sus dedos y caerá en su propio laberinto, el mismo, que ha utilizado para hundir a su pueblo en la miseria y el hambre de libertad. Está tipificado su régimen, para la posteridad, como un criminal de lesa humanidad, es lo peor que le pueda pasar a un individuo con esa clase de estigma, cuyo peso, por sí solo, no podrá aguantar. Sus acólitos más cercanos irán al mismo recipiente donde serán  depositadas sus cabezas; Nicolás Maduro solo cuenta con sus socios rusos y asiáticos, que ‘’creo’’ no son de por sí, su tabla de salvación para mantenerse en el poder. El pueblo ha dado una respuesta contundente al lanzarse decididamente a las calles, están echados a su suerte; la fe y la esperanza, los mantiene en pie de lucha, el hambre ya ni la sienten porque están inmunizados, tienen sed de libertad y la lograran con toda la sangre derramada del  pasado reciente y las que están por derramarse. La intervención no sería necesaria, ni es lo que todos deseamos.

Venezuela, por si sola, podrá lograr llegar a esa línea imaginaria paradisiaca llamada  libertad. La comunidad mundial esta con ese pueblo y eso tiene que pensarlo muy bien el retrógrado en diacronía, antes de cometer una imprudencia. Lo mejor para el régimen es negociar su salida por la vía pacífica y que escoja el destino donde le puedan garantizar su permanencia con su familia. Este criminal delincuente y usurpador del estado bolivariano es un proscrito con suerte, si actúa con mesura y cuidado. Su enorme estatura y peso específico, será blanco absoluto, de caer de manera estrepitosa al vacío, dejándolo sin torso y extremidades y demás miembros que le devuelva su propia independencia.

El resto de América latina debe verse en ese espejo, de no permitir, que el hambre de poder y el odio y rencor, se aposente en las mentes malsanas, de hombres que solo utilizan la inteligencia para sembrar malestar en nuestras sociedades. Nadie está en condición de correr con esa suerte, y con una carga tan pesada que no podemos soportar. Venezuela, estamos contigo, desde siempre.

Luchemos por la libertad, para obtener el pan de la felicidad, la paz y la armonía.

Que Dios, nos ayude!

Por Carlos Martínez Márquez

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