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19 de abril 2024
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OpiniónJosé NúñezJosé Núñez

La ley está por encima de las normas y la Constitución por encima de la ley

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La fuerza de las palabras bíblicas se reflejan en todo el accionar del ser humano, lástima que en muchas ocasiones, en las mayorías, pienso yo, se resaltan las cosas negativas por encima de las positivas, y si no es así, por lo menos las cosas malas se destacan más que las buenas en los medios de comunicación y son las que hacen en éstos el buscado Rating.

Aunque también es de justicia reconocer, que independientemente de que alguien se crea lo máximo y superior a los demás, siempre abran situaciones o personas que pueden superar a los que piensan así. Eso mismo pasa con ley, las normas y los reglamentos; la Constitución les pone los stop.

De ahí la frase lapidaria que reza, «no te creas superior ni inferior a nadie, porque siempre existirán personas más importantes que tú y también menos importantes».

En este contexto, la Constitución dominicana actúa tal cual las leyes de la naturaleza, es decir, con el equilibrio de lugar, ya que al existir en una ley con sus normativas que nos impone el orden, también existe una  Ley de leyes en el país, que es la sustantiva o constitucional.

Todo esto viene a colación por el tema de la ya promulgada Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos en la República Dominicana, en fecha 13 de agosto de este año, en lo relativo al voto en las elecciones internas de estas organizaciones de masas con características de independencias privadas, es decir, que dentro de las normas legales del país pueden decidir su metodología de actuación en su vida interna.

De ahí lo correcto, que en principio todas las actuaciones y decisiones en cualesquiera de sus ámbitos en los partidos, sea un asunto de ellos mismos, y para hacerlas más democráticas aún, respetando el legítimo derecho de cada uno en garantizar la participación de sus miembros.

Eso es lo que garantiza el estatus, la permanencia y el respecto de los miembros de cualquier organización en el planeta tierra, que sus miembros tengan reglas claras y que sea una decisión exclusiva entre ellos cualquier medida que presenten a la sociedad, por supuesto, volvemos a decir, respetando las leyes nacionales y éstas, ajustadas a la Constitución.

Y qué bueno, qué bien, excelente que la ley siempre esté por encima de las normas y los reglamentos de cualquier tipo de organización en una sociedad, incluyendo los partidos políticos, pero es mejor aún y muy especial, que la Constitución esté por encima de la ley.

Así se garantiza el legítimo derecho de cualquier individuo a que se le respeten sus deberes y los alcances de sus accionar en cualquier tipo de organización, ya que el asunto de  respetar los derechos fundamentales es una particularidad sine qua non del mundo globalizado y digitalizado del siglo XXI.

Por eso es justo recalcarles a los partidos políticos, que en sus decisiones o escogencia de candidaturas primarias no involucren a toda la sociedad, que ya muy involucrada la tienen en contra de su voluntad con tantos programas y comentarios sobre políticas partidarias con 24 horas ininterrumpidas los 365 días del año.

Es que en la hora decisiva de las elecciones generales el pueblo va a escoger sus candidatos, entonces, está bien hasta ahí, porque tener que violar un legítimo derecho a los miembros de los partidos amparado en un reglamento ilegal, anti constitucional.

Así se evita un poco, no en el todo, que pueda entrar lo que hasta ahora ha entrado a la actividad política proselitista; la polilla, y si se lo facilitan más, como sería escoger por el que tenga más capacidad financiera, anótelo, van a controlar el país.

Por lo tanto, se debe siempre repetir hasta el cansancio, que no se debe olvidar, que «la ley está por encima de los reglamentos, normas y los estatutos de los partidos políticos, pero hay que puntualizar, que la Constitución está por encima de la ley».

Entonces, como la Constitución llama a respetar los derechos fundamentales de los integrantes de una organización del tipo o clase  que sea, lo que debe ir, es en principio las elecciones internas o primarias con los votos de los miembros de cada partido, tal cual plasmó o hizo poner el profesor Juan Bosch en los Estatutos del PLD.

Autor: José Núñez

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