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23 de abril 2024
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OpiniónRamón Antonio VerasRamón Antonio Veras

La juventud dominicana en la política y su actitud ayer y hoy

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I.-Esos jóvenes de ayer

 

1.- La postura que asume un sector de la sociedad en un período determinado de la historia de su país sirve para examinar semejanzas o diferencias de actitudes, y de la comparación de la forma de conducirse unos y otros podemos llegar a formarnos una idea acabada del comportamiento correcto o incorrecto. La correlación de hechos permite establecer la diferencia entre quienes han obrado de acuerdo a las circunstancias y aquellos que no han actuado como manda el momento.

 2.- El pueblo dominicano cuenta en su seno con mujeres y hombres que desde su adolescencia hicieron suya la causa de los oprimidos y la liberación del ser humano de toda forma de opresión. Ellos, con esa posición asumida desde la pubertad, han sido constantes, demostrando fidelidad a sus ideas y principios.

3.- El tiempo ha transcurrido, y los que ayer fueron bisoños soñadores de utopías, hoy son ancianos que, no obstante los años vividos, arrugas en sus caras y canas sobre sus cabezas, se mantienen incólume, invariables en sus principios. Además, siguen siendo fieles enamorados de la lucha política que ha sido y es la razón de su existencia.

4.- Aquellos que hoy tienen más de 60 años incidiendo en la política del país, sin renunciar a sus convicciones, están  serenos e imperturbables; con el convencimiento y la fortaleza que les dan sus ideales para conservarse libres de la penetración de todo aquello que les haga inquietarse y llevarles a la desesperación.

 5.- El pensamiento político de los que se hicieron políticos en la brega social al lado de lo mejor de nuestro pueblo, se ha conservado sin alteración en lo que se refiere a los objetivos que se propusieron alcanzar. Su forma de actuar ha estado acorde con lo que  han demandado las circunstancias. Solo han alterado su accionar para ajustarlo a lo que requiere el momento histórico cuando impone un retocar para avanzar en los planes trazados.

 6.- Aquellos jovencitos y jovencitas que ayer, desde los establecimientos de segunda enseñanza y de los centros universitarios, se movilizaron levantando las banderas de sus partidos y organizaciones, y mediante consignas demandando lo que en la ocasión fue de interés para las masas populares, todavía están ahí, bregando, batallando. Los combatientes de tiempos pasados, siguen en el forcejeo, procurando hacer menos pesada la vida de lo que en verdad se llama pueblo; afanando por seguir aportando a la contienda por un espacio real y efectivamente democrático.

 7.- Mujeres y hombres que anteriormente se pusieron al lado de los que reclamaban  democracia real, luego de varios años siguen presentes, demostrando que sus creencias políticas son persistentes. Los demócratas dominicanos sinceros, con su proceder prueban que su llegada a la política será perenne, no pasajera; nada de transitoriedad; que  llegaron a la lucha social para quedarse y permanecer en el lugar que requiera su persistencia y trabajo político.

 8.- Los muchachitos y las muchachitas que desde hace casi 60 años se hicieron luchadores políticos y sociales, prosiguen su batallar con la misma alegría; contentos y con jovialidad; sin manifestar tristeza, abatimiento, nada de nostalgia. No dan muestra de frustración, desilusión ni desengaño, porque están conscientes de que políticamente han actuado para ser útil al proceso democrático del país, y sin procurar ningún beneficio para sí ni para los suyos. El desprendimiento ha caracterizado a la generación de los que fueron a la política a ejecutar y honrar ideales, no movidos por la codicia, la avidez de dinero.

 9.- Aquellos mozalbetes que en sus inicios exhibieron sus energías, pusieron en tensión sus músculos y han demostrado cualidades políticas relevantes, no han logrado los fines que se propusieron obtener cuando eran unos chavalitos, pero todavía hoy, ya en la tercera edad, siguen beligerantes; impugnando con tenacidad; probando inclinación natural a la lucha; respondiendo a sus adversarios con acometividad; siempre en condiciones de contravenir y refutar a los contrarios ideológicos. Prueban hasta la saciedad que son contrincantes, que no rehúyen batallas por sus ideales. Que son antagonistas ante todo aquel que no es su aliado en la defensa de los intereses de nuestro pueblo.

 10.- La actividad política de los dominicanos y las dominicanas, en el curso de los últimos 55 años o más, está ahí, y puede ser narrada en forma objetiva. La reseña detallada de los acontecimientos y de sus actores está debidamente documentada y su autenticidad comprobada. No hay forma de confundir a nadie con supuestos ni fabulas para embrollar. Los hechos son los hechos y no se derriten, aunque así lo quiera un histrión o saltimbanqui cualquiera.

 11.- Los jóvenes que hicieron pinitos en la política dominicana desde los primeros años de la década del 60, o antes, tienen su historial de lucha; no se limitaron a tanteos o ensayos producto de su tierna edad, sino que los que fueron cortos pasitos en la política, con el tiempo se han convertido en pasos agigantados, en zancadas, dejando huellas impresas que marcan sus pisadas como señal de su firme transitar en las batallas políticas y sociales que han intervenido.

 12.- El hecho de la mayoría de las jovencitas y los jovencitos, que se hicieron políticos en los albores del 60 de la centuria pasada, haberse mantenido firmes en sus ideas, prueba que no llegaron a la actividad política por exageración de simpatía con el proceso que estaba de moda en ese momento por el triunfo de la gloriosa Revolución Cubana. No fue esnobismo su accionar, lo que se comprueba porque han estado fuertemente agarrados de las ideas a que se aferraron voluntariamente.

II.- Los jóvenes de hoy en la política

 13.- El pueblo dominicano contó con jóvenes ayer y también tiene hoy en cuenta a jovencitos y jovencitas, lo que hace posible establecer cuál ha sido el comportamiento de ese sector en el pasado reciente y el que exhibe ahora. El resultado del análisis nos va a servir para comprender si la juventud dominicana ha actuado en los últimos años llenando su cometido.

 14.- Lo que estamos viendo en la actitud de la generalidad de los jóvenes de hoy, en lo que a participación política se refiere, dista mucho del proceder de aquellos que abrazaron la lucha política antes o en los inicios de los años 60. Hay una diferencia profunda en el compromiso social con sentido político tomado por el joven de ayer con la integración a la política hoy de ese mismo segmento. En el pasado, el político joven, por el sentido que tenia de cumplir con su deber de transformador, no le importaba el riesgo o perjuicio al que se exponía.

 15.- Los jovencitos y las jovencitas de hoy no dan demostración del amor y gran entusiasmo que probaron tener los de ayer, que se caracterizaron por su fogosidad y la vehemencia como desarrollaban sus actividades encaminadas a lograr cambios económicos y sociales en provecho de la mayoría del pueblo. Esa juventud tímida de ahora, fría hacia la actividad política, no tiene parecido alguno con la impetuosa y ardorosa del pasado.

 16.- Los muchachos y las muchachas del presente ven su participación en la política como algo que le compete particularmente a su persona, y en razón de su interés individual. Lo colectivo, lo social no lo ven vinculado con su accionar en la política. No se motivan a estar unidos en interés de que se favorezcan grupos humanos en general. La individualidad está predominando en la mente de muchos de nuestros jóvenes.

 17.- En amplios grupos de jóvenes es notorio mantener un estado de ánimo con el que demuestran que no se sienten inclinados a aceptar o rechazar el orden establecido, que se mantenga como que desaparezca. Proceden con apatía, les da lo mismo que siga el ambiente de degradación ética y moral, o que sea eliminado. Exhiben un despego que asombra; en sus actuaciones sobresale la displicencia; está ausente el apasionamiento, la devoción por cambiar la realidad que vive que no tiene nada de humanismo.  

 18.- Lo que pinta el medio dominicano con relación a la actitud de la juventud de hoy hacia la política es que está predominando en ella la cultura de lo mío; obrar conforme lo que es el interés suyo sin tomar en cuenta a los demás, un proceder que conduce al aislamiento, al individualismo que se aproxima al egoísmo.

 19.- A diferencia de lo que ocurría en el pasado, ya no vemos a los jóvenes con espíritu colectivo y creador integrarse a las asociaciones, gremios y sindicatos para la defensa de intereses colectivos, o procurando instruir para que de ellas surjan los futuros líderes con vocación democrática.  El joven o la joven está hoy, en su mayoría, al margen del movimiento obrero, sindical y clubístico.

III.- La esperanza que tenemos

 

20.-  Aunque los jóvenes dominicanos de hoy no están cumpliendo con  la misión  que la edad y el momento les impone, por  encima de su voluntad hay una serie de condicionantes que, por necesidad histórica y social, les  impulsarán a cambiar la actitud que mantienen con relación al accionar político, y esto así porque:

 

a.- Tiene importancia la incidencia de la juventud en la lucha política y social porque los rasgos que la caracterizan, como son su dinamismo, su percepción de lo nuevo y la importancia que asume en el desarrollo social, mueven hacia ella la atención de los grupos sociales fundamentales. La juventud, por su esencia misma, se manifiesta casi en forma unitaria, en sentido condenatorio contra las injusticias, contra el despotismo, a la vez que expresa con franqueza su apego a la lucha por la libertad demostrando entusiasmo y disposición al sacrificio.

 b.- La juventud comprende con facilidad el rol que está llamada a jugar en cada sociedad. Ella es la expresión del futuro, porque el futuro es su mundo y de la lucha que libre en el presente va a depender cómo han de vivir las futuras generaciones, con un mañana de paz, alegría, felicidad y progreso social o, por el contrario, de guerra, tristeza, angustia y atraso.

 c.- Corresponde a la juventud impulsar cambios para democratizar la vida institucional, para poner la cultura, la ciencia, las artes, la educación, la salud al alcance de los que en cada país son los más, en fin, la juventud tiene que estar a la vanguardia para situar al ser humano como objetivo del desarrollo de la sociedad a la vez que como supremo valor social.

 d.- Si jóvenes de  ayer, ya ancianos hoy, promueven relanzar el país, esto debe motivar a los jovencitos y a las jovencitas de ahora  a ser militantes políticos.

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