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23 de abril 2024
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La joven saudí que huyó a Tailandia encuentra finalmente refugio en Canadá

La joven saudí que huyó a Tailandia encuentra finalmente refugio en Canadá
La joven saudí Rahaf Mohammed Al Qunun, que huyó a Bangkok tras escapar de su familia y renunciar del islam.
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EL NUEVO DIARIO, Toronto (Canadá).- La joven saudí Rahaf Mohammed Al Qunun, que huyó hace casi una semana a Bangkok tras escapar de su familia y apostatar del islam, tiene prevista su llegada hoy a Canadá después de que el país norteamericano le concediera asilo.

Al Qunun salió este viernes del aeropuerto tailandés de Suvarnabhumi, en Bangkok, y tenía previsto llegar en la noche del viernes o la madrugada del sábado a la ciudad canadiense de Toronto, tras hacer escala en la capital surcoreana, Seúl.

Tras días de especulaciones sobre el destino de Al Qunun, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, confirmó hoy durante una comparecencia pública que su país iba a ser el destino de la saudí, que desde el pasado sábado se había parapetado en la habitación de su hotel en Bangkok para evitar su extradición.

Trudeau declaró desde la ciudad canadiense de Regina que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) «ha solicitado a Canadá que aceptemos a Al Qunun como refugiado y hemos aceptado la petición de la ONU para concederla asilo».

La delegación de ACNUR en Canadá también confirmó en Twitter que Al Qunun está de camino hacia el país norteamericano para «asentarse como refugiada».

«El Gobierno canadiense y ACNUR actuaron rápidamente para proporcionar urgente protección en este caso», añadió el organismo de la ONU, que consideró el caso de la joven saudí como especialmente delicado.

El alto comisionado de ACNUR, Filippo Grandi, explicó en un comunicado que la rapidez con la que se ha solucionado el caso de Al Qunun ha sido posible porque se utilizó un procedimiento acelerado «sólo disponible a una fracción de los 24,5 millones de refugiados del mundo, normalmente aquellos en mayor riesgo, como mujeres».

El caso de Al Qunun inició el sábado pasado, cuando la joven saudí llegó a Bangkok camino hacia Australia y procedente de Kuwait.

Según la ONG Human Rights Watch (HRW), Al Qunun se enfrentó con su familia tras renunciar al islam y un matrimonio concertado provocó que decidiera huir cuando se encontraba junto con sus parientes en Kuwait.

Pero una vez en Tailandia, su pasaporte fue retenido y fue amenazada con ser repatriada a Arabia Saudí.

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Al Qunun decidió atrincherarse en la habitación de su hotel en el aeropuerto e inició una campaña en Twitter para denunciar su situación.

«No salgo de mi habitación hasta que vea a la ACNUR. Quiero asilo», dijo Al Qunun, que también expresó temor a que su familia la matara en caso de ser forzada a regresar a su país natal.

Con Al Qunun destinada a vivir en Canadá como refugiada, algunos canadienses se preguntan cómo afectará su asilo a las ya delicadas relaciones entre Ottawa y Riad.

El primer ministro canadiense defendió su decisión de acoger a Al Qunun, dadas las malas relaciones de Canadá con Arabia Saudí y cuando otros países como Australia, que era el destino inicial de la joven de 18 años, parece que no se mostraron tan receptivos a recibir a la saudí.

«Canadá es un país que entiende qué importante es defender los derechos humanos, defender los derechos de las mujeres en todo el mundo», declaró Trudeau a preguntas sobre el efecto que tendrá la acogida de Al Qunun en las relaciones bilaterales con Arabia Saudí.

Canadá ya ha sufrido la ira saudí después de que en agosto de 2018 la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Chrystia Freeland, publicara un tuit en el que denunció la situación de varios defensores de los derechos humanos en Arabia Saudí.

La respuesta de Riad fue la expulsión del embajador canadiense en el país, la cancelación al país de los vuelos de la aerolínea estatal Saudia, ordenar la salida de 15.000 saudíes que estudiaban en Canadá y la venta de activos canadienses en posesión del Banco Central de Arabia Saudí.

Además, los principales socios internacionales de Canadá (Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea) se mantuvieron en silencio y renunciaron a apoyar a Ottawa.

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