La Junta Central Electoral da una demostración de impotencia al permitir que la campaña se haya destapado a destiempo. Es necesario que la JCE presente una línea de verticalidad y que a cada paso de seguridades de que puede dirigir un proceso electoral libre e independiente.
El pueblo tiene confianza en los miembros de la JCE, pero ellos deben comprender que transitan por un camino lleno de los dolores de cabeza que plantean las rebeldías de los grupos políticos.
Los reglamentos electorales hay que cumplirlos o modificarlos. Ahora mismo no está permitido realizar campaña política, y con ese accionar se incurre en una violación de las disposiciones internas.
A bien decir, que la Junta carece de las fuerzas necesarias para llamar la atención o sancionar a los principales partidos del sistema. Sin embargo, ante esas acciones intrépidas de cualquier grupo tiene que dar un manotazo en la mesa.
Poco importa que se quiera disfrazar la campaña a destiempo de que es bajo techo, que es a través de los medios electrónicos, la radio, la televisión y la prensa escrita. Ya se ve a los dirigentes políticos en claro proselitismo, y eso le hace daño al país.
En medio de la actual pandemia, lo prioritario y más importante es sencillamente hacer frente a los problemas sanitarios. Todos los partidos políticos conjuntamente con el gobierno, deben centrar sus esfuerzos en la prevención y asistencia del Covid 19.
Pero no es así. Hay un accionar reeleccionista; Leonel Fernández está todos los días en tareas proselitistas, y el Partido de la Liberación Dominicana inicia las primarias para escoger en este año a su candidato presidencial.
No hay razones partidistas que puedan estar por encima de las decisiones de las autoridades. El PLD tiene que enfrentar sus problemas internos sin necesariamente violar los reglamentos electorales.
En las pasadas elecciones se escenificaron malas experiencias que no se deben permitir en esta ocasión, Inclusive, se llegó a instantes de flojedad de las autoridades de la JCE, los cuales a tiempo fueron corregidas, y se pudo concluir con la celebración de unas elección aceptadas por todos.
Puntual, los miembros de la JCE tienen que ir demostrando verticalidad y don de mando, por lo que es necesario que den un fuerte puñetazo en la mesa: ¡a respetar las leyes electorales!. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
Por Manuel Hernández Villeta