(Porque la universidad es otra cosa)
No es fortuito el interés mostrado por la presente generación de la intelectualidad, por el conocimiento de la rama de la informática que desarrolla máquinas y software con inteligencia que tiende a ser similar a la humana.
El concepto de referencia, se refiere a la disciplina, que construye un conjunto de capacidades cognoscitivas (procesamiento de información a partir de la percepción) e intelectuales (capacidad de un sujeto para aprender el concepto o sustancia subyacente en un objeto) expresadas por medio de sistemas informáticos o combinaciones algorítmicas (instrucciones hacia la solución de problemas abstractos o difíciles de resolver).
La idea, se basa en la creación de máquinas inteligentes (que tienen la capacidad de imitar algunas de las acciones de un ser humano), distanciadas de la inteligencia sintética.
La Segunda Guerra Mundial, le da razón de ser a la que muchos consideran la frase más famosa de Aristóteles: “En las adversidades sale a la luz la virtud».
A partir de la Segunda Guerra Mundial: el Banco Interamericano de Desarrollo, El Banco Mundial, la Organización Internacional del Comercio, los Acuerdos Generales de Aranceles y Comercio, la Asociación Interamericana de Contabilidad y, lógicamente, la Inteligencia Artificial de la que hacemos referencia. Esta última, con el desarrollo de la Prueba de Turing.
Alan Mathison Turing, de origen británico, matemático, lógico, informático teórico, criptógrafo, filósofo y biológico, fue el artífice de la denominada prueba de Turing o test de Turing que es una herramienta de evaluación de la capacidad de una máquina para exhibir un comportamiento inteligente similar al de un ser humano o indistinguible de éste.
La propuesta de Turing, que le valió el nombre de Padre de la Inteligencia Artificial, fue de que un humano examinara conversaciones en lenguaje natural entre un humano y una máquina diseñada para generar respuestas similares a las de un humano.
La llamada titulada, de la Inteligencia Artificial y sus intríngulis, conceptualiza perceptivamente con relación a una y otra cosa.
Si la intríngulis del concepto, se refiere a la Intención o razón oculta de una persona o una acción como si lo supiera todo, entonces se colocaría equidistante de la interpretación inteligente de los aportes de Turing y lógicamente, que no podrá ni acercarse a John McCarty, el informático estadounidense que introdujo el término inteligencia artificial, concepto que acuñó en la Conferencia de Dartmouth para la década de los cincuenta. En definitiva, no es fortuito el interés de la intelectualidad contemporánea por profundizar en el lenguaje “humano-maquinaria” de la Inteligencia Artificial, muy a pesar de sus intríngulis, porque además de ser un reto, es también un desafío.
“Estamos viviendo en la era dorada de la Inteligencia Artificial, donde la ciencia ficción se está convirtiendo en una realidad”.
- Rohit Prasad, ejecutivo en Amazon
POR EL DR. PABLO VALDEZ