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24 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

La instauración de un régimen de fuerza, es previsible en Dominicana

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Cualquier persona pensante, libre de apasionamientos partidaristas, que repare con atención sobre la desastrosa situación generalizada que viene arropando a la nación dominicana, con ingredientes de carácter económico, político y social, advierte con prontitud la necesidad de una forma gobierno así diseñado; lo avizora estar al doblar de la esquina, ya sea de derecha o de izquierda, que venga a “ponerle el cascabel al gato”, como se dice entre los ciudadanos de este país.

Y, es una situación futura que pronto se verá llegar, según se entiende, provocada innegablemente por el accionar improcedente de los políticos de nuevo cuño que se destacan en la República, y que son quienes vienen promoviendo ese sistema de mandato, casi obligado ya, con sus actitudes, tales co-dueños más bien de las empresas denominadas localmente “partidos”, en vez de comportarse esos como servidores estatales propiamente, luego de que el pueblo les favorezca con sus votos en las urnas. Este confía en ellos, y después le defraudan alegremente.

Una prueba innegable de lo expresado, es lo que acabamos de ver en el país, como consecuencia de las torrenciales lluvias provocadas por la tormenta tropical “Beryl”, cuyos efectos causaron severas inundaciones y daños de consideración, al encontrar graves deficiencias en todo el drenaje pluvial a nivel del territorio nacional, como marcados descuidos municipales de corte urbanístico- organizacional, y en todos los órdenes.

Ahora, como siempre hay que buscar culpables que no se puedan defender, toda la responsabilidad se le está echando al drenaje pluvial, principalmente, ¡que no sirve desde hace décadas; pero, como es lógico entender, el mismo está limitado a esperar que se le corrija, y se modernice, como debe ser.  Claro, de ordinario se consigue, para inculpar alegremente, el maridaje de los periódicos locales, a través de los titulares por encargo que publican, y se difunden los “bobos” embaucadores entre la población.

De lo que no se habla es de las ineptitudes y politiquerías de los alcaldes elegidos durante los últimos lustros, patrocinados por los comercios denominados partidos políticos, que nada más han logrado alzarse con los cargos correspondientes, para ir a servirse de los pasteles pertenecientes a los gobiernos municipales, en favor de ellos mismos, como de los “canchanchanes” y lambones que nunca faltan. ¡Ah!, y de los que les patrocinan las compañas electorales; se tiene que reciprocar con ellos.

No son pocos los nacionales nuestros que, ante la penosa realidad fehaciente que les abate, colmada de corrupción, estatal, impunidad, escasez de servicios, drogas por doquier, falta de institucionalidad pública, etc., amén del endeudamiento externo en que se ha embarcado la nación, sin posibilidades de honrar mañana los compromisos concertados, que abarcan hasta haber hipotecado la soberanía misma de esta Tierra duartiana, se explayan diciendo: ¡“qué falta haría uno como el “Jefe” aquí”!

Claro, es el marco de referencia que se tiene, aquel que de esa forma se hacía llamar, y que encabezara un régimen donde la fragancia que se respiraba era muy diferente a la que hoy se impone oler en Dominicana, bajo un libertinaje que llaman “democracia representativa”.

Y, no es que sea otro Trujillo en realidad al que se refiere la gente, sino a alguien que esté en disposición y capacidad de emular el accionar loable atribuible a aquel sistema de gobierno, a lo cual han venido huyendo, como “el diablo a la cruz”, tal lo dice el pueblo, los políticos “troquelados” a lo moderno, que son lo que han estado al mando de la cosa pública localmente durante los últimos lustros, y que solo les mueven las conveniencias obvias: enriquecimientos personales y grupales, así como los narigoneos sociales de estilo, entre otras pretensiones descabelladas.

A lo que sí, se han dado a la tarea los falsos corderos que se promueven y accionan dentro del ruedo político nacional, es a denigrar connotadas figuras de aquella época; y, destacar todas las cosas malas asociadas con aquel período gubernamental, que indiscutiblemente las hubo, como en todo, solo con la intención de que las buenas en favor de la República que se tuvieron, y su gente honorable, no puedan ser conocidas por las generaciones posteriores.

En adición, para no desenmascarar a un gran segmento de la clase pudiente, y empresarial, entre nosotros, que aprovecharon la ocasión presentada entonces, para apropiarse de todos los bienes que pertenecieran a la familia Trujillo. Razón de los encubrimientos pretendidos en favor de tales “buitres”: son esos grupos de adinerados, que de ordinario patrocinan campañas electorales a nivel local. ¡Sabido es de sobra!

Es por las razones expuestas principalmente que, nada oliente a ese pasado ya remoto, que se respire por estos predios cae bien, siendo algo que, por más que se intente, no podrá ser borrado jamás de la historia patria dominicana, en todas sus partes. Habrá que recoger y plasmar la totalidad de las narraciones inherentes, durante su curso, y las correspondientes a los hechos nacionales posteriores inmediatos.

Una innegable muestra ello, es lo que ahora está sobre el tapete: el asunto ese de que un nieto del “Jefe” esté aspirando a dirigir los destinos del país, a partir del año 2020. Las intenciones que le muevan pueden ser buenas. Puede estar ese señor identificado con la Tierra de sus raíces, y procurar servirle.

No tiene que ser por obligación el propósito de éste, representar un gobierno tiránico, como lo fuera el de su abuelo, ¿por qué? Sin embargo, ¡de inmediato el miedo cunde entre muchos turpenes del patio!; han estado más que presentes los temores,

Es obvio que, el referente familiar hace pensar en los posibles riesgos envueltos, asociados con su presencia, tal es obvio suponer, como podría ser entre ellos, el que se revelen secretos y hechos patrióticos pertenecientes a esa época, que son imborrables, por más que se les quiera ocultar, vale reiterar.

Además, es posible el que muchos ladrones de cuello blanco de esos que se tienen en Dominicana actualmente, tengan que abandonar tan deleznable práctica, para no ser llevados a las cárceles nacionales. Esos que han comercializado la política interna; que solo van a servirse del poder con la cuchara grande..

También preocupa, como es lo que se infiere, el que algunos personajes sonoros entre nosotros, ostentosos ricos del patio, tengan que devolver al Estado dominicano dineros y bienes de aquella familia, de los que tantos “vivos” se apoderaron indebidamente, tras el derrocamiento del régimen aquel.

Como se puede colegir, suficientes motivos en la actualidad se tienen, para temer a la instauración de otro gobierno en el país, encabezado por un hombre con características algo similares a Rafael L. Trujillo, debido al desorden aprovechable por los políticos de nuevo cuño que rige;  y que, aunque sin aquella represión extrema, venga a reorganizar como se debe esta nación, e imponer el orden, respeto y seguridad ciudadana,  condiciones que ya están siendo demandadas con urgencia por la sociedad local.

No obstante, a pesar de los miedos que determinados sectores locales ponen en evidencia, respecto de que un gobierno de fuerza pueda repetir en Dominicana, sin importa la consanguinidad de su más alto representante, es una amenaza ésa que acecha con mayor ahínco cada vez; y, que se torna bastante  predecible, a pesar de los pesares.

 

Autor: Rolando Fernández

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