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25 de abril 2024
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OpiniónJosé Santana GuzmánJosé Santana Guzmán

La Iglesia católica y la teoría del creacionismo

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Según las investigaciones al respecto, el ser humano ha llegado al planeta Tierra para dominarlo y darle forma, para hacerlo habitable y compatible con la vida. Sin embargo, la aparición del ser humano sobre la Tierra siempre ha sido –y seguirá siendo– motivo de acalorados debates, especialmente entre ciencia y religión. Pero, ¿quién tiene la razón?

De acuerdo a la llamada teoría de la evolución, según la cual, el ser humano ha tenido que agotar –a través de un amplio período– un largo proceso de cambio con la finalidad de llegar al estado en que se encuentra hoy día. Tiempo, que, de acuerdo a la ciencia, data de aproximadamente cuatro millones de años, durante los cuales el hombre ha tenido que enfrentarse a desastres, a animales feroces, a climas hostiles y a un sinnúmero de situaciones difíciles para lograr sobrevivir, pero que sin lugar a dudas han contribuido de forma significativa a su desarrollo de manera insospechable.

Mientras tanto, los estudios científicos aseguran que hace ya cuatro millones de años, una bola de polvo y frío que giraba en el espacio (Tierra); hasta ese momento sin vida sobre ella, la cual, fruto de una cadena de acontecimientos (Big Bang), produjo la aparición de cerca de nueve millones de especies. Sin embargo, la propia ciencia reconoce que no existe con exactitud una teoría que explique la aparición –en una fecha específica o exacta– del ser humano sobre el planeta. Asimismo, se dice que, el elemento agua ha sido fundamental para que se haya producido este fenómeno.

Pero, ¿qué dice la Iglesia católica sobre la evolución de la especie?

Según el padre Fortea, ese es un problema que tiene sus implicaciones en el mundo de la teología. Por tanto, a juicio del sacerdote católico, contrario a la posición de la Iglesia protestante, con relación al debate, la Iglesia católica, cuando se ha referido al tema, específicamente en la voz de autoridades como por ejemplo Pablo VI y otros, no ha sido para condenar, sino para decir que “cada uno piensa lo que quiera”, que no ven incompatibilidad entre el evolucionismo y la Biblia. Sin embargo, plantea que “lo único que no puede evolucionar es el alma, porque es algo creado directamente por Dios”.

En tal sentido, tenemos que, desde el pontificado del papa Pío XII (2 de marzo de 1939 hasta su muerte en 1958) ya la Iglesia católica venía variando su posición sobre la evolución. En ese sentido, Pío XII, al pronunciarse sobre el respecto, en 1950, en particular, a través de su encíclica Humani generis, afirmó que “No hay oposición alguna entre la evolución y la doctrina de la fe sobre el hombre y su evolución, con tal de no perder de vista algunos puntos firmes”.

Por otro lado, tenemos la posición de su predecesor, o sea, el papa Juan Pablo II, quien ocupó esa posición eclesiástica en el Vaticano desde el 16 de octubre de 1978 hasta su muerte, producida en el año 2005. Según el papa 264 de la Iglesia católica, el tema del origen del hombre y la evolución es algo muy esencial y que interesa bastante a la Iglesia ya que la revelación posee enseñanzas relativas a la naturaleza y a los orígenes del hombre, que coinciden con las conclusiones a las que llegan las diversas disciplinas científicas con lo que contiene el mensaje de la revelación… Además, Juan Pablo II considera que la teoría de la evolución es más que una hipótesis. Por tanto, reconoce que es notable que esta teoría se haya impuesto al espíritu de los investigadores, fruto de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber. Asimismo, según el propio papa, “la elaboración de una teoría como la de la evolución, que obedece a la exigencia de homogeneidad con los datos de la observación, toma ciertas nociones de la filosofía de la naturaleza”. Con esta postura, planteada en 1996, queda más que claro que el pontífice aceptó la veracidad de la teoría de la evolución.

Finalmente, tenemos la posición del actual Vicario de Cristo, el papa Francisco, quien llegara al puesto el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de su antecesor, Benedicto XVI. Francisco, quien a juicio de la crítica mundial se ha destacado como una figura renovadora y muy influyente en el seno de la Iglesia, además, ha mantenido un estilo y una presencia ante la opinión pública, que lo hacen ver muy diferente a su antecesor, Benedicto XVII, destacan.

La teoría de la evolución –como explicamos al inicio– o el creacionismo, sin duda alguna constituye uno de los postulados que más controversia genera en el seno de la doctrina religiosa a nivel global. Sin embargo, en el 2014, el papa Francisco afirmó que tanto la teoría de la evolución, así como el Big Bang, “son reales. Dios no es un mago con una varita mágica”. Por lo que, a su juicio, ambas teorías científicas, “no son incompatibles con la existencia de un creador”. De tal suerte que, queda bien clara la aceptación de la Iglesia católica de estas teorías científicas sobre el origen de la especie humana y animal a través de los tiempos.

 

Fuentes:

 

 

Por José Santana-Guzmán

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