En la mañana del día 5 de junio del 1967, después de intensas deliberaciones en el gabinete Israelí y vencida la actitud renuente del primer ministro Leví Eshkol se dio inicio a la Operación Foco. Primera de una serie de operaciones en el marco de lo que se conocería como la Guerra de los Seis Dias.
Dicha operación consistió en una serie de ataques masivos y sorpresivos contra la Fuerzas Aéreas Egipcia, Siria y Jordana. El objetivo principal de dicha operación era destruir en tierra la mayor cantidad de aviones posible.
Operando con una precisión quirúrgica en los ataques y reduciendo al mínimo el tiempo necesario para el reabastecimiento, la aviación israelí se concentró en destruir las pistas de aterrizaje, imposibilitando el despegue de los aviones. En sólo cuestión de horas la capacidad ofensiva de la aviación enemiga fue anulada.
Al mismo tiempo el ejército israelí lanzaba ataques terrestres contra objetivos en Egipto, Siria y Jordania. Dichos ataques lograron en el breve plazo de seis días de combate y en diferentes escenarios propinarle una derrota aplastante a los ejércitos de los países antes citados. Para cuando la guerra finalizó el día 10 de junio, Israel había aumentado sus territorios con la ocupación de los Altos del Golán, Cisjordania, la Franja de Gaza y la península del Sinaí, consiguiendo con estos la profundidad estratégica tan necesaria para su seguridad.
Pero su triunfo no fue solo producto de las armas. También contribuyó la eficacia con la que actuaron los servicios de inteligencia. El servicio de inteligencia exterior de Israel, conocido por sus siglas como Mossad, había logrado infiltrar espías en los altos mandos y la sociedad egipcia y Siria. Estos aportaron información valiosa de los planes y capacidades militares de ambos países.
Diversos tratadistas coinciden en señalar que con esta victoria los estamentos políticos y militares de Israel, pasaron del temor y la prudencia a un estado de arrogancia, subestimación y desprecio al enemigo.
En el bando contrario esta derrota fue percibida como una humillación. Echó por tierra las esperanzas que en el mundo árabe concitaron las palabras del entonces presidente egipcio Gamal Abdel Nasser prometiendo la destrucción de Israel.
La posición de los países árabes se radicalizó de tal manera que cerraba toda posibilidad de paz, reconocimiento o negociación con Israel. tal y como quedó plasmado en la llamada Declaración Jartum.
Y el momento de la venganza llegó. el 6 de octubre de 1973 fecha en que los judíos celebraban el sagrado día del Yom Kipur o día de la expiación, perdón y arrepentimiento, tropas de Egipto y Siria lanzaron una ofensiva coordinada contra posiciones israelíes. Se inició con un cruce masivo y exitoso del Canal de Suez, así como ataques a las posiciones israelíes en los Altos del Golán.
Contrario a la guerra de los seis días la aviación israelí fue diezmada por los misiles antiaéreos que la Unión Soviética había suministrado a los egipcios. El factor sorpresa estuvo de parte de la coalición árabe, los cuales mediante hábiles maniobras lograron burlar el Sistema de Alerta Temprana de las fuerzas de defensa de Israel, la cual se encontró de repente en una situación militar desesperada. Se había iniciado la guerra del Yom Kipur o del Ramadán según la historiografía árabe.
Una vez repuesta de la sorpresa las fuerzas de defensa de Israel pudieron organizarse e iniciar una contraofensiva desesperada pero eficaz. La guerra culminó con una victoria tan contundente sobre sus enemigos, que cuando se firmó el alto al fuego sus tropas estaban situadas a unos 100 kilómetros de la ciudad del Cairo y a unos 40 kilómetros de la ciudad de Damasco. Las pérdidas humanas y materiales fueron cuantiosas para ambos bandos.
Egipto no pudo recuperar el Sinaí mediante el uso de la fuerza militar. Fue por la vía diplomática cuando finalmente lo consiguió. Devuelto por Israel como parte de los acuerdos de Camp David en 1978.
Han transcurrido más de cuatro décadas en que el calendario de la historia se tiño de rojo en ese octubre de 1973. hasta la fecha ha sido la última guerra en que Israel ha tenido que enfrentar a sus enemigos en múltiples frentes. Pero los dirigentes políticos y militares de Egipto e Israel expiaron en ésta sus faltas. Los dirigentes israelíes de la arrogancia y la subestimación del adversario. Los Egipcios de la obcecación en el uso de la vía militar como único medio de lograr sus objetivos como nación.
Por: Rafael Sención Gil