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23 de abril 2024
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OpiniónElvis ValoyElvis Valoy

La eterna e insuperable crisis de la UASD

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Sin salida es como se podría calificar el sempiterno leitmotiv de los problemas uasdianos, los cuales se han succionado  a la más vieja universidad del Nuevo Mundo, postrándola y desacreditándola. En la Universidad Autónoma de Santo Domingo, un escándalo le sucede al otro, lo que hace que su crisis se haga interminable e inmanejable.

 Las rectorías y sus camarillas van y vienen, y cada cuatro años se incrementan el número de personas que persiguen “administrar ese feudo” sin dolientes, mientras la UASD dando señales de estar en el ocaso irreversible.

 Innumerables son los grupúsculos intramuros que hacen sangrar a la Alma Mater, mientras sus beneficiarios se desviven acusando de “enemigos” a todo quien critique la orgía de recursos públicos dentro del Campus Universitario.

 A nadie parece importarle la anarquía reinante en la UASD, la cual envilece y acorrala el vapuleado centro de estudios; la gente ya ni siquiera se ruboriza ante el desmantelamiento de la Primada de América,  mientras sectores que disfrutan de la repartición del pastel uasdiano se ufanan de deponer estudios e investigación, que debe ser la doctrina  de “la universidad del pueblo”, para a la postre engullírsela  y aniquilarla.

 El llamado Movimiento renovador que “reformuló” la UASD, sólo creó su Frankestein que ahora devora todos los intersticios económicos, políticos y sociales de la alta casa de estudios en donde acuden los “hijos de Machepa” a buscar el “pan de la enseñanza”.

 El Informe del técnico chileno Felipe Richardson, levantado a mediados del año setenta del siglo pasado, el cual ya consignaba el mal manejo financiero y administrativo de la UASD, fue engavetado por los lúmpenes enquistados en la academia para esa época, personajes aborminables que terminaron buscando fortunas fáciles en estamentos del Estado Dominicano, y capaces de cualquier cosa por dinero y poder.

 Los grupúsculos que cohabitan en la Universidad más desprestigiados no podrían estar, y su razón de ser la evidencian a cada instante cuando el cliché que llevan como mantra yoga en sus mentes de “mayor presupuesto para la UASD”, que funciona como ardid para incrementar sus cuentas bancarias personales.

 Sin planes ni proyectos a futuro, las claques uasdianas se asemejan a los dirigentes choferiles, que se convirtieron en multimillonarios sin invertir un solo centavo en el transporte, y en donde se utilizó como estrategia el hostigamiento y la expoliación del Estado Dominicano.  

 No se detienen en la búsqueda de dinero para lo absurdo, y en esas aspiraciones no lo inmoviliza nada ni nadie, y para ese despropósito utilizan a personas incautas que entregan sus vidas (como el estudiante de Historia Nicolás Valerio) para que  la hipertrofiada y parasitaria burocracia universitaria ascienda social y políticamente.

 El último griterío escenificado en el alto centro docente demuestra cómo las instituciones pasan de los sublime a lo ridículo. Un presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios, que se supone debe ser la representación prístina de la juventud universitaria acusado de estafa, y con un montón de pruebas fidedignas que así lo confirman, es quien como sultán “ordena”  si hay o no docencia.

 La gestión del doctor Iván Grullón (quien demuestra con su paso por la rectoría que se quedó anclado para siempre en los verbos irregulares en el idioma francés), más mediocre no ha podido ser, y de seguro que quien venga resultará igual o peor.

 El tiempo pasa y la UASD sucumbe, fruto de la ignominia  y la impudicia escenificada por todo el submundo enquistado en la ciudad universitaria, que como Sísifo se convierte en  desgracia de miles de estudiantes merecedores de una mejor educación.

 

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