Los momentos de crisis llegan a nuestras vidas para dejarnos alguna enseñanza , para demostrar de que estamos hechos y para que demos al mundo nuestra mejor versión.
Ansiedad, estrés, ataques de pánico y depresión,son solo algunas de las emociones negativas que nos invaden en malos tiempos y que hacen que nuestros días de espera parezcan eternos, llegando incluso a hacernos sentir enfermos, quedando evidenciado el poder de nuestros pensamientos.
Pongamos nuestra energía a enfocarse solo en lo positivo, valoremos lo que tenemos y a quienes nos rodean, seamos promotores de las buenas noticias y alentémonos ante las malas. Tengamos compasión con los más afectados ,brindemos luz y esperanza porque luego de toda tormenta viene la calma.
Concluye mi intervención con un refrán tibetano que dice: La tragedia debería ser utilizada como una fuente de fuerza. No importa el tipo de dificultades por la que pasemos y cuan triste haya sido la experiencia, si perdemos la esperanza , ese será el verdadero desastre.