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24 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

La Embajadora en acción

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La embajadora de los Estados Unidos es una cualificada política y enviada diplomática,  pero también fina presentadora  de mensajes  publicitarios y de creación de imagen.

En la primera parte de su estadía en República Dominicana se dedicó a dar a conocer  una faceta de buena vecina, y lo ha logrado. Hizo olvidar la imagen de la anterior pareja, que tantos dolores de cabeza produjeron.

Pero la embajadora  Robin Bernstein es representante de la primera potencia del mundo y su accionar en República Dominicana no está ambientado  para aprender a bailar bachata, ir a juegos de pelota, ingerir el contenido de un coco de agua, saborear un crujiente chicharrón y cenar con marginados sociales.

Su misión es para dirigir  conductas en lo económico, lo social y lo político. Su primera espina la tuvo que enfrentar con las relaciones diplomáticas y comerciales entre China y el gobierno dominicano. Al parecer, ese intercambio está congelado  y será obligación del próximo gobierno descongelarlo.

Ya en lo político los norteamericanos jugaron un papel decisivo en que no se diera la reelección presidencial. La famosa llamada de Mike Pompeo, a Danilo Medina, cambió el panorama nacional. ¿Qué viene ahora¿. Vamos a esperar la cartilla de la embajadora.

La señora Bernstein dice que los Estados Unidos se encuentran interesados en que se celebren unas elecciones libres, democráticas y sin fraude, tanto a nivel municipal,  congresual y presidencial.  Asimismo ofrece todo el apoyo de su gobierno a los miembros dirigentes de la Junta Central Electoral.

El poder hegemónico de los norteamericanos sobre el país es incuestionable. Hay que estudiar la situación del continente, sobre todo en la zona del Caribe, con Haití al borde de una guerra y Puerto Rico en medio del caos provocado por la naturaleza y los malos gobernantes.

Con más de un centenar de delegados y aportando los recursos económicos y técnicos para auditar el proceso, los Estados Unidos tendrán la última palabra en el desarrollo de las elecciones presidenciales. Van a buscar a su favorito y a colocarlo en el Palacio Nacional.

Desde luego, al final se  impondrá la voluntad libérrima del pueblo dominicano, que rechaza las intervenciones extranjeras, y quiere que se respete su voto y su decisión de cara al futuro.

Estados Unidos que se ocupe de sus elecciones y  deje a los dominicanos  escoger a su futuro presidente. La injerencia no es aceptable, somos un pueblo libre y democrático, con derecho a tomar  nuestro propio destino. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

Por Manuel Hernández Villeta

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