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19 de abril 2024
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

La crisis ecológica y el calentamiento global: Realidad insoslayable

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Hace muchos años, tantos que casi el autor preferiría no recordarlo (en 1974), escuchó a una decir a mujer que al parecer era Testigo de Jehová –ya que mencionó esta última palabra- que había otra vida y que Jehová había dicho que las aguas iban a estar contaminadas. Bueno, la verdad es que no pensábamos tanto en la contaminación ambiental, aunque poco después sí. Ya para 1978, quien escribe, cuando comenzaba a balbucear la sociología cursando la licenciatura, recuerda que esos eran temas de su preocupación.

En una clase de economía política (1978), recuerda que el profesor se refería a que en los países capitalistas desarrollados el trabajador asalariado no era tan maltratado, como en los países subdesarrollados como el nuestro; como se hablaba mucho de socialismo, el socialismo real que no conocíamos pero por información  sabemos que no existían las grandes propiedades en manos de empresarios privados, explotadores de los trabajadores asalariados, yo le dije al profesor que una ventaja que podía tener el socialismo frente al capitalismo era que tal vez la contaminación ambiental no era un problema. El profesor que al parecer, igual que el autor, no había viajado a ningún país socialista, que él no sabía y que para ello había que visitar esos países. Sin embargo, aunque no podemos confiarnos tantos de las fuentes de información, ya que muchas veces tergiversan los hechos. La realidad es que hasta hace poco, cuando China no había tenido el boom de la industrialización que tiene, Estados Unidos era el país más contaminante del mundo, aparentemente ahora es China más contaminante y Estados Unidos es el segundo.

Hoy día en China hay millones de automóviles y vehículos de motor, mientras en los años noventa eran tal vez apenas cerca de 100,000. Hoy día China tiene la industria más contaminante del mundo, mientras en los años noventa no tenía el desarrollo industrial que hoy tiene y en esos años; los chinos tenían 400, 000,000 de bicicletas que era su medio de transporte o trasporte principal y no es así hoy en día. Hoy día en el mundo de haber unos 1,400, 000,000 millones de automóviles y demás vehículos de motor (sin incluir maquinarias pesadas, vehículos todo terreno y posiblemente motores) circulando por calles y carreteras, pues en el 2016 eran 1,320, 000,000, solo en los Estados Unidos son cerca de 300, 000,000. China de tener más de 200, 000,000  ¿Cómo no va a haber crisis ecológica y calentamiento global? Se está quemando el planeta y  los grandes inversionistas creen que el mundo hay que dejárselo a ellos para que hagan y deshagan, piensan que el reinado de la hegemonía del capital financiero y el libre mercado sin regulaciones son eternos y para siempre, es decir, que nadie puede ponerles freno. Ellos que son una minoría se creen que nadie puede contra ellos. Ellos son los responsables del agotamiento de los hontanares de  las aguas potables,  la polución, el sargazo en las playas, las hormonas asesinas en los alimentos (como el pollo de granja), el excesivo calor, la contaminación por químicos en la agricultura, el ruido asesino y la muerte de millones de seres humanos por efectos secundarios de los productos farmacéuticos.

Sin embargo, la madre tierra ha gritado y parece de decir, que el mundo no podrá seguir igual. No podemos sobrevivir a esta crisis global sin no derrotamos al capital financiero y a su hegemonía. Ya está bueno de vivir como depredadores saqueando el planeta y acabando con la vida en él, tenemos que volver a las regulaciones estatales y de lo contrario no contaremos con vida en el planeta y este será un páramo. No hay otra forma de salvar la vida en nuestro planeta si no es destruyendo la hegemonía del capital financiero, para que puede ser habitable el planeta y haya salud pública.

Hay que frenar el calentamiento global, hay que controlar el crecimiento poblacional, hay que promover la agricultura orgánica,  promover uso de fuentes de energía renovables, reducir paulatinamente hasta llegar al desuso de los combustibles fósiles,  el turismo no masivo, prohibir la cacería de los animales salvajes, respetar los ecosistemas de estos y preservar la flora y la foresta sin alteraciones transgénicas.  El planeta puede ser preservado para el disfrute de todos.

No acabemos con los ecosistemas, como el de los monos de La India, respetemos los ecosistemas de cada especie, dejemos de domesticar animales que pueden ser trasmisores de enfermedades, culebras, monos y murciélagos, con regulaciones del Estado.

Francisco Rafael Guzmán F.

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