Parecería que abandonamos la cortesía y asumimos la violencia como comportamiento colectivo. De pronto somos una sociedad llena de grosería que no se corresponde ni siquiera con el desarrollo material que hemos alcanzado.
Somos descorteces en malos como en buenos vehículos. Lo mismo lanzan la basura al viento los pobres y los ricos. Tocamos bocina de forma insultante y preferimos que nos choquen que ceder el paso a los demás.
El peatón lo vemos como una molestia en nuestro camino que perturba nuestra prisa insolente.
La sociedad dominicana muestra niveles de violencia preocupantes en todos sus estamentos, bien salidos de las calles como de las aulas. Y la civilidad se caracteriza por la cortesía.