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24 de abril 2024
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OpiniónJunior PérezJunior Pérez

La complejidad del multilateralismo Vs. unipolarismo

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El alejamiento estadounidense del multilateralismo y la erosión del unipolarismo han ido abriendo ventanas de oportunidad hasta hace poco inexistentes para que nuevos actores se asomen, o vuelvan a hacerlo, en la región. Empujada por la fortaleza de su extraordinario éxito económico, China, en los últimos años, ha incrementado su capacidad de proyección en la región. Además de mantener un creciente comercio con Latinoamérica, los enormes bancos y empresas chinas están en proceso de incrementar sus préstamos e inversiones directas en la región. De hecho, los últimos reportes económicos del año 2019 indican que China se ha convertido en la principal fuente de financiamiento de proyectos de desarrollo regional, superando a organismos tradicionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo. A ellos se agregan las inversiones cuantiosas de empresas como el gigante petrolero Sinopec en Argentina, Ecuador o Venezuela, de múltiples empresas mineras chinas en Chile, Perú, Colombia, Brasil y México, o del coloso tecnológico Huawei, en todas partes. No es casual que la CELAC haya incorporado entre sus objetivos estratégicos la ampliación de las relaciones políticas, económicas y comerciales con Beijing.

El comienzo del nuevo milenio ha visto a la región latinoamericana moverse en un entorno internacional donde el debilitamiento del unipolarismo estadounidense y del multilateralismo neoliberal han producido una importante diversificación de las posibilidades de interacción política y económica. La geopolítica latinoamericana Post-Guerra Fría se transfigura y se despedaza, sin que emerja, sin embargo, un nuevo orden. Es por ello que el momento actual no permite vislumbrar con claridad hacia dónde se moverá la región. Entre otros motivos porque los grandes actores, como China y Rusia, no parecen tener un proyecto ideológico atractivo y realmente alternativo al estadounidense. Es más, queda claro que apostar en exceso por un acercamiento a China plantea riesgos, en tanto su modelo o posible proyecto de hegemonía no parece ser más benigno que el estadounidense, por lo cual no produce incentivos estructurales para transitar hacia ella.

Con todo esto, quizás pueda sugerirse que el momento actual puede ser propicio para que América Latina, en lugar de transitar hacia un nuevo paraguas hegemónico, ofrecido por diversas superpotencias, aproveche el relativo vacío de la coyuntura para reforzar sus procesos de integración internos, que ya tienen una larga historia y un complejo marco institucional y que, de salir fortalecidos, podrían ayudar a proteger en el futuro la autonomía política de la región. En el caso de Sudamérica debe observarse que, si bien el Mercosur ha perdido cierto dinamismo, sigue siendo una de las fuentes potenciales más grandes para una futura expansión económica de todos los países de la zona. Pero, además, este proyecto no se limita a la dimensión económica y comercial, al contar con iniciativas comunes que abarcan desde la infraestructura hasta las telecomunicaciones, la ciencia y tecnología en la educación, la cooperación fronteriza en la lucha contra los ilícitos transnacionales y la promoción integral de los derechos humanos.

En conclusión, destacamos que América Latina y el Caribe, configuran una región diversa y heterogénea en un mundo en proceso de mutación. Las formas y los tipos de inserción internacional de los países de la región responden a miradas político-estratégicas distintas y eso se refleja en sus relaciones con otras regiones del mundo. No obstante, la región ha buscado diseñar instrumentos o instituciones que la representen y proyectar intereses compartidos, dado que la globalización ha incidido mucho en este proceso y se ha convertido en el factor de mayor incidencia en el sistema de actores y agentes económicos, políticos, sociales y culturales del sistema internacional, tanto en jerarquización de estos como en sus capacidades de acción y reacción en el contexto multipolar hacia el mundo exterior.

Por Junior Pérez

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