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19 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

La ciencia no puede explicar los porqués: dormir humano y sueños

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Cuando se leen con la atención debida trabajos como ese que publicara el neurólogo, José Silié Ruiz, periódico “HOY”, edición de fecha 19-3-17, en su elevado lenguaje científico de estilo, sobre una temática tan intrincada como es el caso del cerebro y los sueños, tal él mismo intitulara su trabajo (“El cerebro y los sueños”), se advierte de inmediato que, por más estudios relativos, ensayos, y aparentes comprobaciones que se hagan en el contexto exclusivo de la ciencia, ese no es el único camino para buscar explicaciones certeras sobre el porqué del dormir, y la vida onírica nocturna, principalmente, de la especie humana (sueños), teniendo como base el cerebro. Grandes enigmas siempre han sido esos para connotados investigadores, incluidos esoteristas y orientadores espirituales de fuste a nivel mundial.

Como él mismo señalara en su artículo, “a pesar de que nos pasamos gran parte de los tránsitos de vida en curso durmiendo, sigue siendo de total comprensión un gran reto para las neurociencias, pues aún no hemos podido dar una explicación definitiva y completa del dormir, esta trascendente función de “recuperación” neuronal de nuestro órgano pensante”.

Preciso es apuntar que, todavía no se tienen informaciones completas sobre lo que en realidad es el cerebro humano, considerado como “nuestro órgano pensante”, según él mismo, y su capacidad funcional completa.

Se desconoce una buena parte de ése. Sobre otras, nada más se especula. Y, si eso es con tal órgano físico palpable, ¿qué será con las cosas intangibles que se producen a partir de él, como son el dormir y los sueños que ahora tratamos?

Es más, hay quienes sostienen que el hombre en realidad no piensa; que los pensamientos solo son recuerdos que asaltan, provenientes de lo ocurrido en ésta, u otras corrientes de vida anteriores; que el cerebro no es más que un órgano retransmisor de los mandatos proveniente de la Divinidad Suprema, como de aquellos que se encargan de prediseñar cada esquema de vida humana, a manera de dirección y las guías requeridas, según lo presupuestado. Claro, que el que se digan cosas como esas, se reporta como una osadía imperdonable, por parte de los científicos

Con respecto a la otra inquietud, razón de los sueños, cuántos acostumbran a hacerlo con frecuencia, se han preguntado siempre sobre el porqué de los mismos, con sus diferentes características, algunas veces lógicas, cuando no ilógicas por completo, y sin explicación posible.

Eso les ha llevado a búsquedas incansables, encontrándose con diversas hipótesis y teorías que se han planteado los estudiosos en el orden científico, hasta con atrevidas aseveraciones conexas externadas, sin encontrar satisfacer las inquietudes que asaltan a los agudos investigadores en dicho tenor.

Debido a ello, se han inclinado por hollar otro camino en adición, y no separar los dos componentes que conforman toda entidad humana (materia densa – cuerpo –, y espíritu – alma -, craso error ese en que por lo regular se incurre a nivel de la ciencia, para diagnosticar y tratar de curar enfermedades, cuáles sean.

Como bien lo señalara Sócrates (Platón): “Si los médicos fracasan en la mayor parte de las enfermedades, es porque tratan el cuerpo sin el alma y porque, si el todo no se encuentra en buen estado, es imposible que la parte esté bien”. Galenos todos en el marco de sus búsquedas, incluidos los neurólogos obviamente, agregaríamos nosotros. (ANDREI MOREIRA, obra: “Cura y Autocura. Una visión médico-espírita”).

Como se puede comprender, incursionar en el contexto espiritual- esotérico, entendido vía complementaria a recurrir, por ser la esencia propia de la especie humana, el espíritu, como el propósito evolutivo inherente en el plano de la materia densa, se hace más que necesario en estudios de la naturaleza que se trata.

La separación que prevalece a nivel científico se reporta improcedente: corporal, energía sutil acompañante. Por tanto, proporciona poca edificación a los en verdad interesados en conocer sobre las temáticas de ese tipo.

Por consiguiente, la decisión de no imitar dicha práctica, les ha permitido a los inquietos de que se habla, el encontrar respuestas más asimilables, en cuanto a los porqués del dormir y el soñar (vida onírica), cuyas precisiones con respeto a las opiniones de los envalentonados cientístas, arrojan juicios que no logran convencer en realidad.

Hablando en términos espirituales, el dormir nocturno se considera imprescindible para reponer las energías que invierten ambos componentes de los hombres (general) – espíritu y cuerpo físico – durante la faena del día anterior inmediatamente concluido,

El cuerpo físico reordena su funcionamiento biológico al descansar durante la noche, mientras que el espíritu se emancipa de su cárcel física, y regresa temporalmente a su verdadera casa (el mundo espiritual), en que habitan todos los desencarnados también, donde recarga sus energías para el quehacer diurno siguiente.

Se precisa que, la recarga energética que recibe la entidad espiritual, libre de la forma física temporalmente, proviene de su Fuente de Origen, la Divinidad Suprema, sita en el Gran Sol Central, para luego ser compartida con la economía corporal de que se trate, su templo terrenal presente.

Tal descanso durante las horas nocturnas, con principalía, por parte del espíritu para recobrar energías, aunque en menor grado, y en el plano astral, inmediato al terrenal, obviamente, se considera similar al necesario proceso, también restaurador, que se debe producir “intracorrientes” de vida que se cursen, luego de concluida una de esas, pero ya con otra dimensión, en el Plano Mental (Cielo de los religiosos).

Ese último se lleva a efecto, según los entendidos en la materia, en el plano mental, denominado Cielo, religiosamente hablando, reiteramos, en que se permanece por algún tiempo, no necesariamente como el cronológico que se conoce en la Tierra, y desde donde las Almas regresan de nuevo al plano físico para continuar evolucionando, reencarnación de orden prescrita.

O, también pueden quedarse Allá, de haber completado el nivel perfección correspondiente; hacerse Una con el Cristo, paso previo para el regreso definitivo al Padre Supremo, la Fuente Originaria. La recarga de energía en este caso, si no hay retorno, es, para estar en condiciones de emprender la próxima misión terrenal divina asignada, como conquistar la carga kármica dispuesta, y aceptada, libre albedrio primario, al cursar una nueva corriente de vida. ¿Verdad que hay gran parecido con el descanso, o liberación nocturna de que se habló anteriormente?

Retomando de nuevo el dormir nocturno diario, en que el espíritu de inmediato abandona el cuerpo físico, quedando solo unido a éste por el llamado “Cordón de Plata”, se traslada al plano astral, o emocional, donde puede encontrarse con otros espíritus de durmientes terrenales, como de desencarnados, amigos, o familiares ya idos; cuando no, con otras entidades desconocidas de naturalezas diversas, incluidas las maléficas, y benevolentes, que allí se encuentran, entre otras si definición exacta.

Nos referimos al mismo lugar, hacia donde se parte tan pronto se muere, como es lo convencional que se entiende. Allí nos esperan familiares, y amigos conocidos en el planeta que acabamos de dejar. Se asegura incluso, que dan la bienvenida a los nuevos llegados.

“A su regreso al mundo de los Espíritus, el alma encuentra a todos aquellos que conoció en la Tierra, y todas sus existencias anteriores surgen en su memoria, con el recuerdo de todo el bien y de todo el mal que hizo”. (“DEPRESION: Causas, Consecuencias y Tratamientos”, obra de Izaias Claro).

Un encuentro similar, aunque pequeño más bien, se produce cada noche, en que el espíritu se emancipa, interactuando con aquellos que allí encuentra, donde puede tener nuevas experiencias onírica ambientales, como recibir orientaciones, o consejos, y mensajes directos, para que se actúe de regreso al plano físico, que pueden dar aquellos que fueron sus allegados en la Tierra alguna vez, cuando no de entidades espirituales piadosas que procuran ayudar a los demás.

También es posible vivir en aquel plano situaciones de preocupación, violencia, o incertidumbres, que promueven algunas entidades malévolas presentes hacia los visitantes de momento, en busca de afectarles emocionalmente. Son los episodios malos nocturnos al dormir que se verifican, o las pesadillas, de que se habla comúnmente.

Y ahí está el origen de los llamados sueños, cuya conceptualización de mayor consenso entre los esoteristas es, “que son el producto de la emancipación del espíritu, al dormir los humanos, que al desplazarse hacia su plano verdadero, tiene vivencias adicionales, y recoge experiencias que luego trae hacia la Tierra, y las transmite a los soñadores, que pueden ser recordadas o no por esos”. Regularmente se olvidan, aunque existen prácticas para evitarlo.

También, y según los entendidos, hay estados emocionales, y otros, o cualquier problemática vivida durante la existencia del soñador, que se encuentran registrados en el llamado “Subconsciente”, que “representa lo oculto de la individualidad, el archivo de las experiencias y el registro de hechos menores de la vida”, que de nuevo se pueden manifestar durante los estados oníricos de los humanos.

Pero hay más, en adición están los pensamientos obsesivos que se llevan a la cama, o las llamadas “alucinaciones de la mente calenturienta”, como suelen llamarles algunos, que se pueden concretizar mientras se está dormido, provocando el que se sueñe con los contenidos que envuelven.

Y por último, también pueden estar presentes en aquel escenario fuera del plano físico, las revelaciones de orden divino propiamente, procedentes de la “Magna Presencia” que mora en el interior de los humanos, como del llamado Ángel Guardián asignado, aunque tantos no lo crean así, en pos de que la Idea Misma del Padre Supremo Creador, manifestando terrenalmente, a través de uno de sus Atributos, los hombres (general), sea expresada según Voluntad.

Cabe ser agregado que, el asunto de los sueños se concibe como algo tan intrincado, complejo. que según afirman algunos autores esoteristas, cuando se producen los llamados episodios oníricos, el espíritu pierde la oportunidad de recargarse energéticamente, por la continuidad accionaria que éste lleva a efecto en el plano astral, que le mantiene ocupado, con efectos traslativos hacia el durmiente, por lo que el mismo se puede despertar más cansado que al acostarse.

Muchas cosas complementarias más se podrían decir en el tenor del tratado; pero, por razón de espacio disponible, las condiciones de transcripción, como la profundidad de estas cuestiones, se hace algo difícil, frente al teclado de un computador, y una pantalla.

No obstante, a partir de todo lo expresado se pude concluir que, a través del esoterismo, se pueden comprender mejor las razones del dormir y los sueños, con bases en el cerebro, que, de los análisis, explicaciones, y las ponderaciones científicas.

Ha sido la intención en verdad, el retransmitir ese mensaje, con humildad, y la ignorancia consciente en lo personal, sustentado con parte de las informaciones que hemos logrado acopiar en el orden de lo tratado. ¡Creemos que algo se puede obtener del propósito presupuestado!

El mismo doctor Silié, admite las limitaciones que confrontan las neurociencias, y como “gran reto” para esas las concibe, e invita a seguir soñando, a pesar de las teorías científicas planteadas últimamente, y bajo el argumento “de que soñar no cuesta nada, como le dijeron a Pilarín”.

Doctor Silié, vale la pena reiterar, finalmente: si los humanos somos en realidad verdaderas entidades espirituales, revestidas de un cuerpo físico para poder manifestarse en el ámbito de la materia densa, los estudios de cualquier orden en términos científicos, tienen que considerar ambos componentes. De no ser así, jamás podrán obtenerse conclusiones certeras, y mucho menos con relación a asuntos tan intrincados, como esos sobre el cerebro humano, el dormir imprescindible, y los sueños.

 

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