La muerte de Kobe Bryant ha conmovido el mundo deportivo, artístico, social y político. Su impacto ha sido universal, porque su extraordinaria carrera fue igualmente universal.
Kobe además de baloncestista fue un buen ciudadano. Un hombre sensible con el arte y los problemas sociales. Fue y será un inspirador y referente para la buena conducta de los atletas.
Ha dejado este mundo a los 41 años, con una de sus hijas y otras siete personas que lo acompañaban en una misión educativa, pero nos deja una historia genial con Los Ángeles Lakers en la NBA, entre el 1996 y el 2016. Era hijo del exjugador de la NBA Joe Bryant.
La muerte de este hombre estadounidense, pero que adquirió ciudadanía global, es muy dolorosa.