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19 de abril 2024
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OpiniónRamón Antonio VerasRamón Antonio Veras

Kárpov, el ajedrez y yo

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1.- Los jóvenes estudiantes a nivel de secundaria que al final de la década del 50 del siglo pasado  residíamos en Santiago por el barrio de la Plaza Valerio, en los momentos de ocio ocupábamos el tiempo en el juego de ajedrez. Nuestro entusiasmo por ese pasatiempo llegó hasta el punto de  que acordamos en cada uno de nuestros hogares establecer una especie de centro de práctica de ese deporte ciencia. Ciertamente, no todos llegamos a dominar el entretenimiento con igual rigor científico, pero nos hicimos colocadores de piezas con cierta ilustración.

2.-   Aquellos vecinos que nos reuníamos por el barrio a echar partidas de ajedrez, sentíamos muchas emociones cuando en un momento determinado del juego, fruto de un buen cálculo, podíamos materializar la estrategia que habíamos elaborado hasta llegar a gritar el deseado jaque mate. Hacer algo por diversión y que, además, que sirva como medio de organizar las ideas para alcanzar objetivos estratégicos sanos, es motivo de agrado y de realización por el esfuerzo intelectual.

3.- Por el hecho de interesarme el ajedrez, llegué a leer libros  con relación a maestros rusos y norteamericanos. Grande fue mi sorpresa en el año 1980, cuando me encontraba en Moscú compartí, en el curso de un congreso sobre la necesidad de eliminar la carrera armamentista, con Anatoli Evguénevich Kárpov, quien había sido campeón del mundo, y reconocido como uno de los grandes ajedrecistas a nivel mundial.

4.-  Una vez tuve conocimiento de la presencia de Kárpov en la asamblea, le solicité a mi intérprete ruso me concertara una cita con el renombrado ajedrecista. Al concluir la sesión del día, acompañado del traductor, me reuní con Kárpov, con quien hablé de diferentes temas relacionados con su persona y sus actividades en el ajedrez.

5.- Recuerdo que Kárpov me dijo que desde niño fue un amante del ajedrez; que cuando todavía no había cumplido los trece años de edad ya tenía conocimientos del juego, y que  quien lo preparó profundamente fue su entrenador, un señor de nombre Semyon Furman.

6.- De sus primeras competencias, Kárpov me hizo referencia cuando compitió con Boris Spaski. No olvido que me  hizo mención al enfrentamiento que se suspendió en 1975,  por decisión de Baby Fischer. Habló en términos muy elogiosos de José Raúl Capa Blanca y Gari Kasparóv.

7.- Siempre he creído que sería muy provechoso para la niñez dominicana y los jóvenes del futuro, que en el programa de estudios se incluya como una de sus materias el estudio y práctica del ajedrez. Acostumbrar a los ciudadanos a la disciplina hace posible contar con mujeres y hombres bien educados, algo que tanta falta está haciendo en nuestro medio social. El individuo que somete sus actos a reglamentos elaborados para conformar su voluntad en el buen vivir es signo de  una correcta instrucción.

8.- He decidido escribir con relación a mi encuentro con Kárpov porque tengo de él un grato recuerdo, y rememoro hoy su persona porque es 23 de mayo día de su cumpleaños.

 

Por: Ramón Antonio Veras

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