Juan Pablo tu mensaje hace falta ante los desvaríos de hoy. Te convirtieron en estatuas de bronce y mármol y olvidaron tu ideal. Tú natalicio no sirve más que para hacer puente y alargar días festivos. Hoy debes estar presente en un país en medio del caos y la incertidumbre.
El desenfreno partidista nos ha llevado al borde de una crisis eterna. La política en vez de ser una ciencia, se ha convertido en la catapulta de los arribistas y los oportunistas. Hace falta que se lea y ejecute tu ideal. Pero eso es letra muerta.
Juan Pablo, para salir adelante, hoy como en el 1884, se necesita patriotas. Hace muchos años que los ambiciosos de poder se olvidaron de tu inmaculada honradez. De tu entrega, de tus servicios a la Patria recién formada. Lo diste todo, a cambio de nada y ni siquiera hoy tienes reconocimiento pleno, de convertir en realidad tus principios y tus ideales.
Pero siempre estas presente. La mayor parte de la población te reivindica con su ejecutoria diario. Rechaza la corrupción, a los políticos incompetentes, a los que juegan con el destino nacional con tal de echarse un par de pesos en los bolsillos. No acepta a los vendedores de ilusiones que prometen pero nunca cumplen.
Las llagas de la miseria nos carcomen, mientras que un puñado mantiene la mala distribución de las riquezas. Cada día aumentan los pobres, los desesperados, los que no tienen esperanzas, los que dejaron de transpirar capacidad de lucha.
El ideal de Juan Pablo hoy tiene que brillar más que nunca, porque es un mandamiento de la moral y la ética que tienen que exhibir los hombres públicos. Pero, te quieren seguir manteniendo como forro de cuadernos, cuando en las escuelas no se enseñan tus obras.
Los dominicanos quieren verte de nuevo, con la firme idea de fundar una república libre, independiente y soberana. Nunca tus hijos han dado un paso atrás. Se han enfrentado a las grandes potencias en la búsqueda de su libertad. Derrotamos a la España colonial y anexionista, y en dos ocasiones las masas irredentas han enfrentado a las tropas interventoras norteamericanas.
De pie, firmes, ante el idealista fundador de la República. Todavía hay batallas que ganar. Hay que levantar tus ideales, sacarte del bronce y del mármol, y traerte al combate diario. La Patria te necesita, ante los nuevos retos por delante. Nunca de rodillas, ni ante la adversidad o el poderoso. ¡Ay”!, se me acabó la tinta.
Por Manuel Hernández Villeta