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24 de abril 2024
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OpiniónRamón SabaRamón Saba

Juan Colón

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Nació el 2 de agosto de 1962 en Baoba del Piñal, municipio de Cabrera, provincia María Trinidad Sánchez. Su nombre completo es Juan Colón Castillo.

 

Poeta, narrador, historiador, ensayista y profesor. Se graduó de licenciado en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Ha sido profesor de estudios secundarios, como por ejemplo en el desaparecido Instituto Yodi, centro de estudios donde hicieron el bachillerato mis hijos, por tanto ahí le conocí y las letras y sus cualidades humanas fortalecieron nuestra relaciones. Ha sido también catedrático en las universidades O&M y Eugenio María de Hostos (UNIREMHOS). Es presidente de la Editora Educando.

En el haber bibliográfico de Juan Colón, florecen las obras poéticas “No Puedo Callarme” y “Raises de mi alma”; de ciencias sociales “Historia de las civilizaciones y geografia mundial”, “Historia y Geografia de América y de los  pueblos del Caribe”, “Geografia antropologia e Historia Dominicana” y “Republica Dominicana Actual” (los dos primeros títulos, han sido textos oficiales que por mas de 15 años son usados en las escuelas de República Dominicana, así como en algunas universidades) y el volumen de relatos “Giocondo mio”. Ha publicado en diferentes revistas literarias, sobre todo en su página “Poetajuancolon”. Su conferencia “Breve historia de los pueblos americanos” ha sido dictada por él, tanto localmente como en el exterior, por ejemplo en la Universidad de Alcalá, en Alcalá de Henares, España; así como en otros latidudes ha expuesto charlas sobre creación poética… en Argentina por mencionar alguna. Su trabajo literario figura en importantes antologías, pudiendo mencionar a la “Antologia Nueva Poesia y Narrativa Hispaonamericana del siglo XXI”.

 

Juan Colón ha sido objeto de importanes reconocimientos, tales como el ser distinguido por el consulado de República Dominicana en Madrid por su conferencia “Creacion de la Poesia”; también la V Feria Reginal del libro La Vega 2003, le acreditó su participación activa en la misma. En mayo del 2018, el Circulo de Embajadores Universales de la Paz, con sede en Ginebra-Suiza, así como también en Paris-Francia, lo designó como Embajador de la Paz en el Mundo en representación de República Dominicana.

 

El escritor y ensayista Pedro Julio Jiménez Rojas considera que en el canto de Juan Colon, lo lírico prevalece sobre lo dramático, y si en Baudelaire las palabras claves de su poesía eran aburrirse y embriagarse, en la de este joven y talentoso bardo dominicano de la Bahía Escocesa, sus vocablos son las flores y los besos. Su poesía es una armoniosa melodía de versos que evocan la música de Escocia, que según el Papa Renacentista Julio II es una mezcla del susurro de la brisa, el murmullo de las aguas y el rumor de las hojas Agitadas por el viento. Un crítico de arte sentenciaría con razón que un poeta/cuentista funciona a base de intuición, de pálpitos y no como un novelista o historiador que procede retocando, precisando lo que hace; es por ello que Juan Colón, con su rico poder metafórico, su talento para expresar imágenes paradójicas y acrobacias sintácticas sólo posibles en quienes parecen estar raptados por una delirante inspiración, nos conduce a un mundo donde la fantasía y el ensueño dominan en exclusividad.

 

El periodista Francisco Portes asegura que los versos de Juan Colón son la credencial de un poeta prometedor. Colón es inquieto y es culto; ha trajinado desde su muchachez por los menesteres de la cultura; tiene sed de amor y urgencia de horizontes. Su narrativa, casi mágica, de ensueños rumorosos y de luz, así, como el agua de la fontana cuando nace es de limpia su poesía, tanto en verso como en prosa. Y nos entrega sus narraciones poéticas que enjoya con metáforas luminosas como Dios riega estrellas en el cielo, en un arranque de pasionales urgencias.

 

Finalmente, el insigne escritor y académico  dominicano Mariano Lebrón Saviñón, sentenciaba que los cuentos de Juan Colón  no son tales sino poemas; poemas en prosa a la manera de los Baudelaire; pero no sombríos, como los de ése simbolista demoníaco, sino tiernos como el candor de los amaneceres blancos en el florido verdor de las praderas; en ellos se retrata la vida, en todo lo que tiene de abrumante y de penosos; las miserias con sus zarpas rampantes, el dolor, refacción del pobre, y de la pesarosa secuencia del vivir. Pero también el amor, de sus divinales efluvios, la inocencia que tiene de célico y angélico, la reverente cortesía perfumada de las flores y el alma del poeta, praderal y mística, con que hinche sus relatos de dulce compasión enamorada.

 

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con un poema de Juan Colón:

 

No me importa que te vayas

 

No me importa que te vayas

Sé que llevas contigo:

la música casi líquida

de los caracolitos del beso,

los abrazos que llevan

donde se hunden los violines,

tu boca donde se apoyaba la mía,

hasta tocar la pulpa amarilla de la locura.

La esquina donde siempre despertaba un merengue.

 

Yo era ese del pronombre nosotros;

mi corazón sin reloj,

nunca supo si el amor

es una imponderable avenida sin retorno.

 

Me apenas;

esta voz que sólo sabe un nombre,

este pincel sin ojos,

esta mañana sin la ebriedad de tus pálpitos,

y esos cuchillos verdes

siempre en mis venas,

creados por esos horizontes redondos

debajo de tus pestañas.

 

Echaré a la hoguera estas manos del sueño,

le arrancaré los ojos a la nostalgia,

pero no sé qué haré con esta luz

pudriéndose en mi costado izquierdo.

Por Ramón Saba

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