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20 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Jano y el desarrollo

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Los que manejan la economía dominicana tienen cierto parecido a Jano, una deidad de la mitología romana. Tenía dos caras. Usted elegía cual representaba el presente  y cual el pasado. El bien y el mal estaban unidos, y eran parte de una misma tarea.

Los economistas al hacer el balance del desarrollo económico y la inflación, tienen dos caras. Con una dicen su verdad, y con la otra, ocultan los hechos reales. Siempre jugando a ser Jano: La mayor de las riquezas, trae aparejada la mayor de las miserias. Nadie lo puede ocultar.

Analizando los balances económicos de fin de año, se comprende que para un economista de cuarto frío solo hay desarrollo y buenas perspectivas. Se olvida de que fuera de la oficina con potente aire acondicionado y alfombras mullidas, hay una población que languidece en la miseria.

Los balances económicos son traicioneros. Las estadísticas dicen verdades, pero no tienen rasgos humanos ni sensibilidad social. Los analistas económicos tienen que dejar de ser Jano, y comprender que desarrollo económico y miseria extrema van hermanos.

Los vemos en nuestra ciudad capital. Junto a una imponente torre, se mantiene el barrio misérrimo. La única forma de aislamiento  es levantar un muro que rodee la torre, poner vigilantes y salir en el vehículo con el vidrio entintado subido.

Con los lentes oscuros los planificadores y empresarios ocultan a sus ojos la realidad. Hay que tener un capitalismo de rostro humano, que le de la mano al necesitado. Sino, el desarrollo será bueno para un puñado de personas, mientras la mayoría pasa hambre.

¿Y quién es Jano?.Un personaje que pocos conocen, pero es el que abre el calendario. Enero, el primer mes del año, se llama así por su nombre en latín. Jano, En la mitología romana es el Dios de las puertas, los comienzos, los portales, las transiciones y los finales. Jano es representado con dos caras, mirando hacia ambos lados de su perfil, las cuales significan el pasado y el futuro. Verdad y mentira. Muerte y vida.

En el plano real, los dominicanos no necesitan a Jano, ni a ningún Dios de la mitología romana. Lo único que quieren es que se se hagan realistas  los balances económicos, para que se pueda paliar la miseria extrema, mientras se avanza hacia el gran desarrollo integral.

Estamos atrapados en el medio de la irrealidad, entre la bonanza y la indigencia. Hay que cerrar la brecha de las desigualdades, de las exclusiones, del abandono social y humano. Este mes final del año es un buen momento para la reflexión. La paz solo se mantiene con la convivencia de todos los sectores. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

Por Manuel Hernández Villeta

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