Quizás por la mala práctica de que nuestros planes son a tan corto plazo que parece generalizarse el criterio de que vivimos en el peor país del mundo. Así progresamos y ni cuenta nos damos.
Los extranjeros, en cambios, perciben mejor las ventajas que ofrece el país. Es una dinámica que no sólo se observa en los sectores más bajo de la sociedad, pues también en los más altos que han perdido muchos buenos negocios por no ver con claridad donde están las oportunidades.
El desarrollo es una apuesta a largo plazo, y no siempre tenemos la paciencia para ser consistentes en el progreso. Los japoneses suelen decir que la disciplina vence la inteligencia, y no es más que una convocatoria a lo primero.