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25 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

Inteligencia humana: Claro, ¡qué es inescrutable para la ciencia!

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Uno de los llamados galenos (médicos), entre los considerados más envalentonados en este país, con especialidad en neurología, por lo regular aborda en los trabajos de edificación social permitida que publica en un importante medio de la prensa local, temáticas que resultan bastante intrincadas para la ciencia, en que evidentemente admite las limitaciones que enfrenta la misma, y que, por lógica, se hacen extensivas hasta muchos ostentosos del “gran saber” ante los demás.

¡Qué bien!, pues hasta cierto punto se pude considerar como un gesto de humildad; un reconocimiento a la condición humana de “ignorante consciente” que todo hombre debe admitir, al margen del amplio acopio de conocimientos que se haya podido lograr. ¡Paredes fuertes se tienen por lo regular!

En uno de sus últimos casos, el médico neurólogo que ocupa de ordinario nuestra atención por la importancia de los asuntos que trata, se refirió al tema de la inteligencia, exponiendo que ha sido la facultad más estudiada por la psicología durante siglos, más de tres señaló él.

Expresó sin rodeo alguno, “Sin embargo, a nuestro pesar, nadie sabe con exactitud qué representa, ni qué factores la componen. Los especialistas de las neurociencias han tratado de entender cómo se desarrolla ese proceso superior en la raza humana, mientras otros tratan de explicarla en su evolución”.

Aunque no nos consideramos quien, en términos de investigador, y mucho menos científico, para emitir una sólida opinión sobre una cuestión tan inescrutable, frente a un connotado profesional de la salud, y bastante estudioso en adición, como lo es el doctor José Silié Ruiz. sí que algo podemos decir al respecto, por haber leído un poco sobre la temática de que se trata, en el contexto esotérico propiamente.

Y, creemos que, amén de admitir su limitación conceptual con respecto a  la inteligencia, su composición, y demás factores inherentes a nivel de la especie humana, el connotado neurólogo debe dejar entrever la posibilidad de incursionar en el ámbito citado, que no nos parece ignore por completo, debido a los tropiezos cognitivos que él ha tenido, y no solo en cuanto a la inteligencia se refiere, sino con relación a otras área del saber también; aunque, dejando de lado un poco lo científico convencional, que  él solo honra a todo dar, no cabe duda.

Nos referimos a otra fuente de conocimientos, y quizás la más importante para los hombres (general), que es la  doctrina de la  llamada espiritualidad esotérica, esa a través de la cual es posible conocer el porqué de la especie humana sobre el planeta Tierra, y su verdadera esencia; como, la composición corporal de esos, que debe ser estudiada en su conjunto, para poder arribar a conclusiones certeras sobre determinadas condiciones que le son relativas; y, en cuanto a su origen, operatividad de cada parte, las afecciones de salud a la que se es proclive, y la evolución necesaria.

Se debe partir de que todos los hombres somos Atributos divinos para Manifestación terrenal del Altísimo; que en verdad somos entidades espirituales con un revestimiento de carne y huesos; que durante cada tránsito del Alma sobre el planeta se tiene una misión Superior que cumplir, y una carga kármica que conquistar, puesta sobre los hombros de cada cual.

También, de que la Vida (Dios Mismo) es Una, de la cual a cada hombre (Ego Superior) corresponde un fragmento en expresión durante una corriente cronológica, cronometrada siempre; como igual ocurre con la Mente, que es Una Universal, de la que toca una porción a cada uno.

Visto el asunto de esa manera, no sería tan difícil inferir qué es la inteligencia humana, y en función de qué están definidos sus grados de aplicación. “¡La Inteligencia es Una!”, y se otorga, parcialmente a los hombres, el nivel requerido, según los propósitos en sí de las corrientes de vida a cursar.

Pero, además, se debe tener presente, que el Espíritu es el principio inteligente del Universo, y que, por tanto, a él pertenece realmente la inteligencia, y no a lo que convencionalmente se conoce como el hombre mundanal. Qué Ese, al individualizarse y encarnarse para los fines señalados recibe el nombre de Alma, la cual debe ser considerada en su conjunto con el cuerpo físico para cualquier determinación, o diagnóstico. ¡El ser humano es materia densa y Alma!

Cabría agregar aquí, antes de proseguir, lo dicho por Sócrates (Platón), en ese tenor: “Si los médicos fracasan en la mayor parte de las enfermedades, es porque tratan el cuerpo sin el alma y porque, si el todo no se encuentra en buen estado, es imposible que la parte esté bien”.

Lo expresado tiene que ir diciéndole a la ciencia de dónde proviene la inteligencia de las personas, y los porqués de sus diferenciaciones particularizadas. ¡Qué al margen de lo divino, nada de consideración real se va a lograr saber sobre el particular!

Por lo que precede, se puede entender que la inteligencia no puede provenir de la materia, donde la ciencia convencional aspira a encontrar el origen de cada cosa. Y, ahí está la gran dificultad para poder conocer sobre la inteligencia en todas sus partes; conceptualizar la facultad, y saber las razones, en términos de sus grados exactos de expresión y utilización; como, igual pasa con otras condiciones humanas, inescrutables aún por parte de los científicos, verbigracia los tonos y formas de voz individualizados por completo durante la adultez ¿Por qué todos hablan de manera diferente? ¿Se sabe en realidad?

A propósito de la conclusión que al final agrega el doctor Silié Ruiz en su importante artículo, respecto de que, “los aspectos económicos tienen relación con la inteligencia de la población”. Y, agrega que, “no se puede olvidar que el pensamiento es “proteína”, grasa y azúcar, pero eso amerita otros y más profundos “conversatorios”, en que evidentemente asocia esos elementos con las disponibilidades financieras individuales, cabría transcribir a continuación lo siguiente, a los fines de una reflexión comparada.

“El pensamiento, ondas de energía sutil, emana del cuerpo mental del Espíritu que está localizada en la región supra cerebral, en el cuerpo mental, no limitándose a una secreción neuroquímica del cerebro físico, como cree la fisiología y la medicina terrenal, a pesar de que necesite del aparato físico (órganos específicos del sistema nervioso) para manifestarse en la materia.”  Obra: “CURA y AUTRO-CURA – UNA VISIÓN MÉDICO ESPIRITA”. Dr. Andrei Moreira.

La pregunta que asalta en torno a eso ultimo expuesto por el doctor Silié Ruiz, en personas interesadas por la temática obviamente, es ¿cómo asociar condición económica, entiéndase satisfactoria, proteína, grasa azúcar, con el Espíritu encarnado, salvo que no sea como complemento exterior? ¡No necesitaría nada de eso en sí mismo!, es lo que se cree, por su procedencia Suprema.

Ahora, no sería difícil hacerlo con respecto al cerebro físico, en términos de su funcionabilidad de retransmisión de los pensamientos que desde la entidad superior emanen; aunque, se supone una correspondencia obvia entre ambos, debido al prediseño de cada corriente de vida en curso. Siempre se dispondrá de lo que él necesite para su manifestación, y dirección humana.

Según se puede apreciar, no es un tema tan fácil de explicar, como de exponer éste, por la profundidad que reviste, aunque algunas cosas sí es posible plasmarles. ¡Se trata de hacerlo!

Ahora, lo que sí resulta fácil de entender es que,  los científicos van a tener que “dar su brazo a torcer”, y reconocer lo divino en que está sustentado el Universo, para poder comprenderle en gran parte, incluido el microcosmo-hombre, como al igual también lo son ellos.

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