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19 de abril 2024
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OpiniónArturo López ValerioArturo López Valerio

Institucionalizar la alfabetización de datos

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Los datos abiertos tienen el potencial de cambiar las reglas del juego cuando se trata el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Desde el año 2014, inicia el compromiso ante la Alianza para el Gobierno Abierto que ha permitido la apertura de una gama de datos (información sobre presupuestos, infraestructura, salud, saneamiento, educación y más) en línea, de forma gratuita.

Esta semana el evento «América Abierta», se realiza en Santo Domingo desde el 26 al 29 de septiembre, el cual reunirá diversos expertos de la sociedad civil, academia, sector privado y gobierno para intercambiar ideas, crear alianzas y buscar soluciones en pos de una región más abierta, participativa e inclusiva.

Según Craig Hammer del Grupo de Datos de Desarrollo del Banco Mundial, «los datos no son perfectos, pero la perfección no es el objetivo».

El objetivo es que los datos se conviertan en inteligencia procesable: una plataforma de lanzamiento para la investigación, el análisis, la triangulación y una mejor toma de decisiones en todos los niveles.

Si bien la «apertura» tras el anuncio de la Política Nacional de Datos Abiertos de la República Dominicana, ha generado entusiasmo entre los expertos en desarrollo, los donantes, actores clave del gobierno y la cada vez más poderosa comunidad tecnológica, la dura realidad es que gran parte del público se ha quedado atrás o se ha agregado como una ocurrencia tardía.

El reto es avanzar hacia la «alfabetización de datos» en todo el espectro de usuarios, incluidos los medios de comunicación, las ONG, los sindicatos, las asociaciones profesionales, los grupos religiosos, las universidades y el público en general.

El enfoque adecuado para superar este reto requiere mucho tiempo y recursos, pero es crucial: institucionalizar la alfabetización de datos a todos los niveles. Aunque sabemos que no todos los dominicanos se capacitarán en el análisis estadístico, visualización y desarrollo de aplicaciones y otras habilidades del siglo XXI, trabajemos más con periodistas, comunicadores, grupos de la sociedad civil y actores del gobierno.

Alex Howard, de O’Reilly Media, indicó que estos grupos en particular pueden ayudar a desmitificar los datos, para que sean comprensibles para las poblaciones y no solo para los estadísticos. Justin Arenstein veterano periodista de datos llama a estas personas «movilizadores masivos» de información. Bono, el gran vocalista del grupo U2, llama a esto factivismo.

La democratización de los datos consiste en brindar a todos la opción de informar su propia toma de decisiones si así lo desean. Ese es el modelo aspiracional que debemos construir.

Las herramientas de procesamiento y visualización de datos son cada vez más fáciles de usar y de libre acceso, los materiales de capacitación de alfabetización de datos concisos y fáciles de digerir son omnipresentes. Dichos datos anteriormente solo los gobiernos o las grandes empresas privadas podían filtrar y digerir.

Los datos hiperlocales pueden elevar los problemas que son importantes para las personas a la conciencia pública para su consideración, debate y acción.

A medida que los gobiernos continúan abriendo datos en toda Latinoamérica, debe habilitarse un mayor énfasis en permitir que los «movilizadores masivos» y, en última instancia, el público, los usen y reutilicen. Si lo hace, puede liberar el verdadero poder de los datos abiertos: convertirse en inteligencia procesable.

Como consultor del tercer sector durante dos décadas entendemos que el nivel de intercambio de información es clave para la capacidad de las organizaciones para marcar la diferencia. Pero esto no es la norma. En cambio, la mayoría de las organizaciones de bien social adoptan un modelo de replicación institucional, donde una organización se enfoca en reproducir la estructura operativa de otra institución, no en reutilizar los datos.

Tenemos una década evangelizando sobre la necesidad de liberar datos que permitan que las funciones invisibles entre el Estado y la ciudadanía fluyan sin necesidad de demasiada intervención burocrática. Hoy en día, el Estado genera grandes cantidades de datos. Muchas instituciones ya no pueden manejar sus requisitos de datos con soluciones internas.

Decir que los datos deben ser «accionables» significa presentar información de una manera que se pueda aprovechar fácilmente para impulsar las decisiones ciudadanas. Esto significa que los datos deben mostrarse en su contexto adecuado, con precisión y en un lugar donde las personas que los necesitan puedan verlos.

Grupos comunitarios pueden usar estos datos emanados desde el Estado para tomar mejores decisiones, ya sea haciendo que las alcaldías puedan diseñar trazados de tránsito que sean más eficientes o mejorando la distribución de información sobre los refugios durante un huracán.

Los datos accionables se presentan de una manera que en realidad pueden conducir a mejores decisiones. Son los datos los que nos permiten tomar medidas. No todos los datos son procesables y accionables; de hecho, la mayoría no lo es. El objetivo principal desde la Cámara TIC y su Laboratorio de Datos es promover la adopción de herramientas de análisis que ayuden convertir los datos sin procesar del y sin filtrar que el Estado recopila en datos procesables y accionables que impulsen la información.

Tenemos frente a nosotros, el mayor caso de uso que permitirá una comprensión masiva de la capacidad de los datos abiertos para producir un impacto positivo y por primera vez, la catálisis de una adopción masiva de datos abiertos en el país.

Por: Arturo López Valerio

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