Autoridades policiales y un grupo de diputados de la oposición protagonizaron ayer un incidente bochornoso y reprochable, por demás innecesario.
Los legisladores acudieron a la sede de la Procuraduría General de la República en defensa de varios activistas sociales apresados tras impedírseles instalar allí un campamento contra la corrupción.
El violento desenlace quedó registrado en imágenes difundidas por los medios de comunicación y las redes sociales, retratando falta de prudencia y civismo.
La intención de algunos diputados de imponerse a la autoridad policial provocó la reacción natural de los agentes, respondiendo violentamente como se les entrena en situaciones como esa.
Mandaba que una autoridad de la Procuraduría recibiera a los congresistas y que éstos no adoptaran una actitud de provocación al intentar entrar por la fuerza.
Fue un feo incidente, e inaceptable.