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23 de abril 2024
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OpiniónRolando RoblesRolando Robles

De Ignacio Lula a Leonel Fernández II

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Una de las consecuencias que tiene el seguir al “dueño del telescopio” es que uno se acostumbra siempre a tomar la fotografía en amplio y con gran angular, que es el lente que permite captar el escenario en casi 180°. Prácticamente todo lo que tú puedes ver de frente con el ojo humano, se petrifica en las fotos tomadas con el gran angular. El asunto es que luego debes afinar el foco de la interpretación, para individualizar cada hecho y persona que tienes en la toma fotográfica. Eso es lo que semanalmente hace don Marino Vinicio Castillo y que tanto mortifica a los saltimbanquis de la política criolla.

Y eso es precisamente, lo que tratamos de presentar. Una visión en amplio de las diferentes circunstancias que envuelven a estos dos líderes latinos, resaltando las aristas en común y las distancias que los separan por lo accidentado de sus respectivos escenarios. A evidenciar esas dualidades, en uno y otro sentido, dedicaremos las próximas entregas.

¿Prudencia o Timidez?

Ya en el plano de las comparaciones mas adversas entre Lula y Leonel, hay que advertir que Lula siempre puede ripostar cuando es amenazado; pero Fernández no parece decidido a sublevarse, a mandarle “su resto” a Danilo. Y aunque sus seguidores demandan una actitud mas agresiva, hay analistas locales del área leonelista como David Polanco, que justifican el hecho en la proverbial y consabida cautela del líder. “Lo cortés no quita lo valiente”, sentencia con cierta vehemencia David.

Yo, sin embargo, me inclino por registrar esa parsimonia de Leonel como signo parcial de debilidad y lo advierto en lo extrañamente conciliador del discurso de su equipo, que minimiza las posibilidades de división, evitando marcar su territorio con energía. Parece mas bien como si se cuidaran de no “alborotar las avispas”; algo muy peligroso ante un equipo de Danilo que ya demostró que es “capaz de todo, de absolutamente todo”, para imponerse.

“Puede que la táctica leonelista de ‘llevar la fiesta en paz’ sea correcta, pero se corre el riesgo de que Danilo solo esté tratando de ganar tiempo y que cierre el cerco de la opinión pública-partidaria alrededor de Leonel cuando ya éste no pueda reaccionar. Está visto que el Comité Político le responde a Danilo, que se le impuso también en el Comité Central y que el gobierno siempre tiene dinero para comprar la reelección en el Congreso”. Esta afirmación la hace Ernesto Méndez, del Frente de Taxistas del PLD en Nueva York, otro leonelista a capa y espada.

La confrontación luce inevitable

Si Danilo se arriesga e impone su repostulación contra viento y marea, generaría un sentimiento nacional de “todos contra Danilo” y Leonel debe estar dispuesto a dar un paso al frente, encabezando un nuevo “Frente Patriótico”. Pero esta vez no sería contra Peña Gómez sino, contra Danilo Medina y su grupo. Es que hoy, a 30 años de la experiencia originaria que llevó el PLD al poder en 1996, entender lo inevitable de esta realidad, es el reto mas importante del equipo leonelista.

El riesgo de división es inminente. Y eso pudiera ser quizás, la apuesta de Medina, que con el control que posee de las estructuras partidarias y de la maquinaria clientelar del gobierno, pretende acorralar a un Leonel, que se vería compelido a proponer un “Pacto de Unidad Nacional” que justifique la alianza con la oposición y lo mantenga en la carrera por el retorno al poder. Esa es su única opción de sobrevivir ante un intento reeleccionista.

De hecho, Fernández ya tiene un frente que va desde la extrema derecha hasta buena parte de la izquierda, pasando por las fuerzas conservadoras tradicionales. Su reto mayor es “amarrar” con el poderoso PRM, para lo cual debe ofrecerles una “candidatura híbrida” y la mitad del gobierno que surja de las urnas. Una oferta que muy difícilmente puedan rechazar, si es que ellos están leyendo con frialdad y sentido, el tablero político actual.

Si Danilo persiste en la reelección, Leonel está en capacidad de aglutinar al PRM, al PRSC, a los aliados pequeños y a un importante sector del PRD que está amotinado por lo bajo contra el gobierno y que ya amenaza con romper el acuerdo de 2016 con el PLD.

Este escenario que confronta el presidente Fernández, para nada aplica en el caso de Da Silva, porque el ex presidente carioca es líder indiscutible de su partido (PT) y la candidatura presidencial no se la objeta nadie a lo interno.

 Conciliar y unificar siempre

Lula es un pragmático capaz de pactar hasta con el Diablo para gobernar, que conoce y se comunica muy bien con los diferentes sectores, incluidos los mas hostiles; y ya lo demostró pactando con la clase empresarial, al tiempo que reducía la pobreza extrema considerablemente.

Leonel es un tanto diferente, pero ha dejado su impronta en eso de construir gobernabilidad. Sus administraciones siempre cedieron ante las presiones sociales; recuerden lo de “pagar para no matar”. Su equipo en NY sostiene que en un gobierno de Leonel, el enfrentamiento con los médicos -solo para citar un caso reciente- nunca hubiera alcanzado esos niveles de confrontación.

Si no se puede evitar, el pleito hay que echarlo

Al igual que Lula, Leonel podría -si es que lo presionan mucho con otra “quirinada”- establecer responsabilidades, que las hay, las cuales caerían sobre su poderoso ex ministro que hoy es presidente. Claro, esa sería una carta que muy difícilmente se juegue, porque Leonel no es Lula y está visto que su preocupación mayor es la unidad de su partido.

A Lula tratarán de meterlo a la cárcel, porque esa es la decisión del poder del Norte, no de Brasil. Pero a Leonel, solo se atreverían a desacreditarlo de nuevo, pues no está en la mira del Departamento de Estado. Es que su cotización en el campo internacional es cada vez mayor y sacrificarlo solo agravaría el precario balance geopolítico en Latinoamérica.

La situación de Leonel Fernández, ya Shakespeare la describió hace 400 años, por boca de Hamlet en su célebre soliloquio. “To be or not to be”.

De eso y del complejo, pero muy prometedor acuerdo con el PRM, les hablaré mas adelante.

¡Vivimos, seguiremos disparando!

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