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19 de abril 2024
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OpiniónAmérico Celado SAmérico Celado S

Hugo, inmenso inmortal

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Se marchó físicamente Hugo, el Cabrera responsable de cambiar el curso del baloncesto dominicano… que no morirá nunca, que seguirá vivo por su enorme legado.

Nos deja un comportamiento competitivo sin igual, un guerrero que hasta el último hálito de vida batalló para enseñarnos que mientras haya posibilidades no habrá rendición.

Llegó al país en la década del 70 con su inmenso talento para influenciar a toda su generación, para cambiarle la mentalidad conformista y convencerlos de que se creyeran capaces de competir y vencer a los mejores del área.

Los testimonios de su gran influencia para cambiar la actitud y estilo de juego han aflorado en estos días tristes de su desaparición física, tal y como lo expresaron los también inmortales Vinicio Muñoz y Evaristo Pérez, quienes confiesan que el estilo de trabajo y los consejos constantes de Hugo los marcó y los convirtió en mejores jugadores.

De ser cenicienta, el baloncesto dominicano pasó a competir de tú a tú con las dos potencias del área de la época, Cuba y Puerto Rico, de los que el “Inmenso” se convirtió en su terror con sus grandes habilidades ofensivas, que podía desempeñarse en cualquier posición, y gran defensor que manejó con maestría su enorme inteligencia y conocimiento del juego… no en balde ha sido considerado el más completo de todos los tiempos.

A pesar de ser sorteado por los Milwaukee Bucks para el baloncesto de la NBA, en una época en que estaba prácticamente vetado para los latinos, y luego ser contratado por los Knicks de Nueva York, con los que participó en cinco partidos de pretemporada y el dirigente Willis Reed solo lo puso a jugar contra Detroit.

A pesar de su resonante éxito en la Continental Basketball Association, conocida por sus siglas CBA, jamás le dijo que no a la selección nacional dominicana y tuvo que soportar con impotencia una medida discriminatoria que lo declaró inelegible para jugar torneos FIBA, bajo el argumento triste e infeliz de ser profesional.

Su nombre descansa en el templo de los inmortales de East Texas University, su centro de estudio en los Estados Unidos y accionó como refuerzo en los torneos de Puerto Rico, Brasil, Argentina, Venezuela y España.

La mezcla de nobleza y grandeza, consciente de lo inevitable, Hugo pidió ser sepultado en su tierra y en el mismo cementerio, y cerca, de su compañero de los 12 magnífico e inmortal Frank Prats.

Así de inmenso como jugador y ser humano fue Hugo Cabrera.

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