EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.-Matías Ramón Mella Castillo, nace en Santo Domingo, el 25 de febrero de 1816, donde creció.
Era hijo de Francisca Castillo y Antonio Mella Álvarez. La pareja tuvo otros dos hijos además de Ramón Matías, que fueron Idelfonso (N. 1818- M. 1910) y Manuela Mella Castillo (N.1827- M.1894). Esta última murió soltera.
Desde joven, fue muy diestro en el manejo de la espada y el sable y desde su adolescencia, fue considerado un hombre valiente y arrojado.
A los 19 años, o sea en 1835, fue nombrado «Preposé», o encargado de la común de San Cristóbal. Allí se dedicó al negocio de la madera, donde tuvo la oportunidad de conocer a Antonio Duvergé, el cual también se dedicaba al mismo negocio.
A la edad de 20 años, en 1836, se casó con la joven María Josefa Brea, quien era hija del prócer febrerista José Gertrudis Brea Tejeda (n. 1787) y María Josefa Hernández Pérez (1780-1851) los cuales eran una familia burguesa importante de la época, aunque a pesar de la riqueza de la familia de Josefa, en el testamento fechado 5 de mayo de 1859, no aparecieron grandes bienes de esta pareja.
De su matrimonio con Josefa Brea, nacieron cuatro hijos:
-Ramón María Mella Brea, nacido en Santo Domingo el 27 de julio de 1837. Este, a corta edad, fue testigo del trabucazo de su padre. Estudió en París, fue pintor y activo oficial de la guerra de Restauración.
-Idelfonso Mella Brea, nacido el 29 de enero de 1840. Estudió en París, fue abogado, Juez de Primera Instancia en Puerto Plata en 1874, Gobernador de esa provincia y pintor.
– Dominga América María Mella Brea, nacida en Santo Domingo el 7 de septiembre de 1844. Dominga se casó con el puertoplateño Enrique Dubocq Ranché
-Antonio Nicanor Mella Brea, Nacido en Santo Domingo el 29 de julio de 1850. Antonio se fue a vivir a Cuba, donde hizo su vida.
Juan Pablo Duarte vio en Mella, un discípulo con grandes condiciones y dotes de líder, razón por la que lo nombra como sustituto de Juan Nepomuceno Ravelo, luego del fracaso de este en llegar, por encomienda de Duarte, a un acuerdo con algunos dirigentes revolucionarios haitianos adversos a Boyer, para organizar el movimiento de la Reforma, previo a la Independencia.
Mella parte en enero de 1843, con esa misión, hacia la villa haitiana de Los Cayos de San Luis, logrando una alianza entre Trinitarios y Reformistas Haitianos enemigos de Boyer, liderados por Charles Herard.
La estrategia de aliarse con los opositores al régimen de Boyer, por parte de Duarte, fue correcta y Mella se identificó totalmente con ella, haciendo todo lo que fuere necesario para sumar a los militares y civiles que, encabezados por Charles Herard, buscaban derrocar al presidente de la república haitiana, el cual tenía más de veinticinco años gobernando y cuyo mandato se había convertido en una represiva dictadura, situación que facilitaba los planes de Duarte frente al régimen.
A su regreso de Los Cayos, luego del derrocamiento de Boyer, Mella se trasladó al Cibao Central como agente propagador del ideal republicano. Cuando Charles Herard, como presidente de la República, visitó la parte oriental, a su paso por esa región ordenó la prisión de Mella, Rafael Servando Rodríguez y el sacerdote Juan Puigbert, acusándolos de querer destruir el ejército y los remitió a Puerto Príncipe donde permanecieron dos meses detenidos, regresando en septiembre a la parte oriental.
Los sucesos se precipitaron y, en ausencia de Duarte, junto a Sánchez, Mella puso en marcha los preparativos revolucionarios.
El 16 de enero de 1844 ayudó a Sánchez, jefe del Movimiento, a redactar el Acta de Independencia y, a sugerencia suya, se le llevó a Tomás Bobadilla para su revisión.
En la noche del 27 de febrero de 1844, Mella fue de los primeros en llegar a la Puerta de la Misericordia.
A los pocos días después del 27 de febrero; Mella partió para el Cibao, en calidad de Gobernador del distrito de Santiago y delegado de la Junta Central Gubernativa, pero la verdad era el jefe político y militar, de la región más importante del país. Alcanza el rango de coronel del recién constituido Ejército Nacional, que sería luego el Ejército Libertador, nombrando a José María Imbert, como el segundo al mando.
En marzo de 1844, le llega a Mella información desde cabo haitiano, sobre las intenciones de invasión por parte de Haití.
Mella se hace eco de esto e instruye a Imbert de lo que debe hacer y sale a recorrer la región reclutando hombres y tomando posiciones, haciendo honor a su gran capacidad organizativa y combativa.
Cuando comienza la batalla de Santiago, Mella no se encuentra en el lugar del combate, aunque parte importante de los méritos son suyos porque dispuso las primeras instrucciones y escogió a Imbert como lugarteniente.
Las cosas tomaron un giro diferente, luego de la sonada victoria de Azua el 19 de marzo. Duarte, ya en el país, se presenta en el Cibao y Mella, con su temperamento entusiasta y agresivo, lo proclama presidente de la República. Esto rompió el equilibrio de las fuerzas que dirigían la joven república y terminó imponiéndose el sector social más atrasado, encabezado por Pedro Santana y Tomás Bobadilla. Duarte, Sánchez y Mella, son declarados traidores a la Patria y fueron desterrados.
En 1848, junto a Francisco del Rosario Sánchez, regresa al país, acogiéndose a una amnistía decretada por el presidente Manuel Jiménez, incorporándose al ejército, donde tuvo una destacada participación en la Batalla de las Carreras, combatiendo la invasión de Faustino Solouque, convirtiéndose luego en secretario de Pedro Santana.
Cuando Buenaventura Báez fue electo presidente en 1849, Mella fue nombrado secretario de Estado de Hacienda y Comercio.
Santana y Báez se convirtieron en acérrimos rivales, a lo que Mella apoyó a Santana, hasta que este abrazó la causa anexionista, lo que causó la enemistad entre ambos.
Entre 1849 y 1861, ocupo diversas posiciones, a saber: comandante de Armas, ministro de la Guerra, Gobernador, ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en Misión Especial frente al Gobierno español, para gestionar el reconocimiento de la República o del Protectorado.
Para el mes de Julio de 1856, tuvo la misión de redactar un proyecto de ley para organizar el Ejército, demostrando una vez más sus dotes de aguerrido combatiente y militar, cuando se inicia la Guerra Restauradora.
En 1863 viajó al sur atravesando la Cordillera Central por Constanza, con la misión de organizar las tropas restauradoras dirigidas por Pedro Florentino.
Es designado ministro de la Guerra y elabora el Manual de Guerra de Guerrillas que dirige por medio de una circular de fecha 26 de enero de 1864 y que recoge toda la experiencia del pueblo dominicano en esta forma singular de lucha.
Ramón Matías Mella, en pleno apogeo de su servicio a la Patria, fue atacado de disentería y exhaló el último aliento en extrema pobreza el 4 de junio de 1864. Vivía para la fecha en una humilde casa, de las que fueron levantadas provisionalmente después del incendio.
Fue sepultado envuelto en la bandera dominicana, como había sido su deseo.
