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25 de abril 2024
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OpiniónRoberto LafontaineRoberto Lafontaine

Hospital tradicional: rumbo a la reforma en Empresas Sociales de Estado

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El tema de la funcionalidad del hospital es el dolor de cabeza de todo el que trabaja en elevar el estándar de salud de la población.  Algunos ejemplos de conversaciones sostenidas con relacionados ubicados en otros sectores del sistema basta para evidenciar este enunciado: en el nivel ministerial, al abordar el tema sobre el curso de los centros con amigos que laboran en el mismo, al expresar alivio por la creación del Servicio Nacional de Salud para la conducción del proceso de reforma en los hospitales, también manifiestan no ver el sendero para lograr tal objetivo.  Desde el nivel del personal de salud, más que advertir la posibilidad de lograr su desarrollo personal en el sector existe desesperanza, que pesa cual lastre, para realizar la labor diaria con entusiasmo.

Desde el punto de vista de la población, lejos de sentir tranquilidad por la atención a recibir, existe desasosiego, manifestado cuando abatida por la enfermedad tienen que acudir al hospital.  Por lo que no es descabellado imaginar la frustración a nivel del gobierno central, ya que por más recursos económicos invertidos los centros de atención no logran cumplir su rol como factor determinante de la salud, más bien, se reproduce el efecto de caja negra.

Dos factores han cambiado por lo que se ha iniciado un giro contrario a la situación descrita.

El primero, los directores de hoy están consciente del deber de solucionar el problema de gestión de los centros creado por el modelo de administración del ayer; que mientras más procuren crear servicios para atraer la demanda al margen del nivel del desarrollo institucional, más lo ahoga el sistema al tener que reducir costos y calidad en los demás servicios ofertados o sea, que la mejora a corto plazo es ficticia por lo que produce perjuicios institucionales en el largo plazo.

Saben que el hospital es una empresa altamente compleja, por lo que deben ser creativos y no aplicar soluciones conocidas a situaciones desconocidas, para que la cura no resulte peor que la enfermedad y desprenderse del nivel central para solucionar sus problemas para  no castrar, de esta forma, la posibilidad de desarrollo institucional.  Que no se pude ir más rápido de la velocidad del propio sistema, lo contrario, ajustar la marcha mediante la planificación a corto, mediano y largo plazo junto al sistema total y al recibir los efectos negativos de soluciones del ayer han comprendido la distancia que puede mediar entre las causas y los efectos en el espacio y el tiempo, de las consecuencias derivadas de sus intervenciones.

Los directores de hoy gestionan la seguridad de la atención a las personas por estar consciente de la reducción de los costos que ello implica y, sobre todo, de las consecuencias humanas y el costo asociado a la solución de las mismas.  Además, están conscientes de que un problema departamental no es una situación integral institucional, pero, a la vez, la solución a destiempo trastorna la dinámica y pone en riesgo la estructura organizacional, y por último, que no hay culpables externos, al contrario, están asimilando que la gestión institucional y los obstáculos son partes del mismo problema.

El segundo factor está dado por las  intervenciones realizadas por la Dirección Ejecutiva al interior del mismo Servicio Nacional de Salud, porque sus efectos han impactado la dinámica de la red hospitalaria.  Siguiendo la reflexión realizada en el inicio de los tiempos, “dame un punto de apoyo y moveré el mundo”, ha reorientado funcionalmente departamentos importantes para la conducción de los centros a través de los SRS y creado el departamento  de Fiscalización y Control con los objetivos de: agilizar la liquidación de los fondos reponibles, fiscalizar la aplicación de la regulación para la compra y adquisición de bienes y contratación de servicios y dar seguimiento al déficit operativo de los hospitales.

Las medidas tomadas han estimulado la mejoría de los procesos productivos en los hospitales, lo que ha repercutido en el aumento financiamiento por venta de servicios a la seguridad social, en la actualidad el 60% de los recursos financieros en los centros se obtienen por esta vía.  Al impulsar el saneamiento de los procesos administrativos-financieros el 95% de los hospitales retiraron la totalidad de los fondos reponibles.  Se está saneando la calidad del gasto y transparentado, agilizado y disminuido el mismo en la relación financiera con los suplidores; mediante el estímulo del pago por transferencia, el 64% de los centros realiza las transacciones bancarias por esta vía.

Todo lo anterior, más la fiscalización  del cumplimiento del decreto presidencial que dispone la obligatoriedad de identificar los fondos antes de contraer compromisos con suplidores, más que detener el aumento galopante de la deuda hospitalaria ha significado un punto de quiebre en la progresión de la misma.

La complejidad de la empresa hospitalaria y su sensible interacción con todo el sistema más lo hondo que ha tocado la crisis no permite percibir los cambios, es lógico, no se observan sus beneficios, pero se avizora la vía por la que las diferentes corrientes de interés que confluyen en el funcionamiento del hospital verán satisfechas sus aspiraciones, es en ese momento, con entusiasmo, que el gobierno central aumentará el financiamiento y el ente rector diseñará con menor nivel de incertidumbre de implementación  las políticas necesarias para adecuar su funcionamiento en un entorno global en continuo cambio.

Los proveedores privados garantizarán el flujo continuo de recursos para el funcionamiento del centro y la empresa farmacéutica mantendrá la cadena de distribución de medicamentos e insumos por tener garantizado el retorno en tiempo oportuno de los recursos financieros invertidos;  el personal de salud laborará con la certidumbre de que la dedicación al trabajo se verá objetivada en su desarrollo personal y, por último, se elevará en la comunidad la percepción de seguridad porque sus miembros, los pacientes, serán el centro enfocado del sistema de salud.

Estos indicadores nos conducen a pensar que al concluir el año 2018 la prosperidad en salud recibirá un gran impulso, ya que percibirán que los hospitales se encaminan hacia la transformación en Empresas Sociales de Estado.

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