Con la tecnología el mundo se ha hecho tan pequeño que está al alcance de todos. Y así tan de cerca igual vienen costumbres y hechos a los que no estamos habituados. Aquí confiamos en las manos de Dios y no siempre se observan medidas preventivas para evitar que se repliquen acciones que aparecen con frecuencia en algunas otras naciones.
Por ejemplo, los tiroteos en escuelas y sitios públicos han sido tragedias dolorosas en Estados Unidos, en Europa y Medio Oriente, sobre todo, pero pueden ocurrir en cualquier otra parte, cometidos por desequilibrados que miran o son captados por las redes.
Nuestros requerimientos de seguridad siguen siendo muy primitivos, para un mundo que ha cambiado enormemente.